Al campanario de Saint-Guingaux-le-National no le hicieron escalera. La torrecilla octogonal paralela fue la solución para, a través de una pasarela, poder ascender hasta las campanas. El pueblo se llamaba Saint-Gengoux-le-Royal pero cuando la revolución de 1789 le cambiaron el nombre por el menos poético de "le National", y así se quedó. Un poco como la Isla de Pinos y la menos halagüeña "de la Juventud".
Desde que las lavadoras llegaron a la vida doméstica francesa, las comadres del pueblo de Saint-Gengoux no necesitan ir al lavadero público medieval. El comadreo ya no se hace machucando ropa sino estirando el cable del teléfono o moviéndose para captar mejor la señal del móvil.
El Hábitat doméstico del pueblo medieval de Buxy imita en lo posible los castillos de los señores feudales.
Chalons-sur-Saône posee uno de los Museos de la Fotografía más originales del mundo porque en sus inmediaciones nació el inventor de la misma: Niepce. Como la ciudad está en el camino de Santiago de Compostela algunos edificios se adornan con conchas de peregrino y otras alegorías del tema.
De masacre puede catalogarse las pretenciosas farolas que el Ayuntamiento de Chalons-sur-Saône colocó en la Place de l'Hôtel de Ville. Supongo que el alcalde debe ver muchas películas de ciencia ficción para hacer gala pública de semejante mal gusto.
Desayunando en el Café du Charbon, en la plaza de Chalon-sur-Saône, abro el periódico local y caigo en este anuncio: una conferencia de Loipa Araújo sobre Alicia Alonso y el ballet cubano programada para el 4 de abril en un Festival de Arte, en el Centro Cultural L'Arc, de esta ciudad borgoñesa. La verdad que Cuba al Pairo sale hasta de debajo de las piedras. Una oportunidad de oro para que los mambises del siglo XXI dejen chiquitos a la Protesta de Baraguá, al Titán de Bronce y al mismísimo Mayor en el potrero de Jimaguayú, y corran a por un tren, lleguen a esta ciudad (que seguramente no saben dónde queda) y manifiesten en la explanada del mencionado Centro de Arte. Como no podrán tirar huevos (por aquello de que la memoria histórica de lo del Perú les impide repetir exactamente –sólo exactamente– lo que allí pasó), pueden, en cambio, tirar uvas que abundan mucho y son excelentes en toda la Borgoña. E incluso deberían bautizar el arrebato con el título de "Uvas contra Giselle". Será más romántico y… casi patriótico.