Todos los martes, a las 13h 15, Notre-Dame-de-Lorette, la parroquia de mi calle, ofrece conciertos por estupendos organistas. En el programa de ayer, por ejemplo, interpretaciones por Philippe Uguen de obras del último período de Bach (Preludio y fuga en mi, Coral Wo soll ich fliehen hin", Fantasía y fuga en sol, etc.).
Cada vez que puedo asisto a los Mardis musicaux de Notre-Dame-de-Lorette, algo que me ha obligado a detener exhaustivamente mi mirada sobre esta curiosa iglesia, inspirada en las basílicas romanas (por la ausencia de bóvedas) y con una curiosa planta muy estrecha y una alzada demasiado importante para su escaso ancho. Un alargamiento que mucho le debe, si se quiere, al Manierismo.
El caso es que de pasar prácticamente todos los días frente a la Iglesia apenas me fijaba ya en los detalles. La historia del monumento aclara que en 1823 el Ayuntamiento de París lanzó el concurso para dotar al barrio (extensión residencial de París bajo Luis XVI) y el ganador resultó el arquitecto Hippolyte Lebas (1782-1867) quien también fue uno de los autores de la Bolsa de París. Una calle detrás de la iglesia perpetúa su memoria:
Lebas se inspiró de la Basílica romana Santa María la Mayor. La iglesia (una de las que atesora en su interior mayor cantidad de elementos decorativos) es también uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de la Restauración, en París.
Su frontón exhibe un Homenaje a la Virgen, conjunto escultórico en altorrelieve concebido por Charles-François Lebœuf-Nanteuil quien también era el autor de un grupo de bronce que ocupaba el coro y que fue destruido durante la ocupación del templo durante la Comuna de París y del frontón de Saint-Vincent-de-Paul y de la sillería de Saint-Gervais. Las tres figuras alegóricas que coronan el frontón son La Esperanza, de Philippe-Joseph-Henri Lemaire, La Caridad de Charles-René Laibié y La Fe de Denis Foyatier:
Al penetrar en el recinto del templo, después de impregnarnos de la perfecta simetría de la nave central y las dos laterales, nuestra vista se eleva inmediatamente hacia el techo ricamente decorado en artesonado. En él, el monograma de la Virgen María recuerda que esta iglesia ha sido consagrada al culto mariano:
Techo en artesonado de Notre-Dame-de-Lorette.
Imposible describir todos y cada uno de los frescos que contiene la iglesia. Los del coro, por ejemplo, son realizaciones de François-Joseph Heim, Michel-Martin Drolling, François Picot y Delorme. Y en la capilla de la Eucaristía, los frescos apastelados sobre temas del Nuevo Testamento fueron realizados por Henri-Alphonse Perin (1798-1874).
Otro conjunto de frescos de gran belleza es el de la Capilla bautismal o Bautisterio. Aquí sobresalen temas de bautizo y evangelización de pueblos no cristianos, muy comunes a principios del siglo XIX y probablemente inspirados por lo que llamo "el toque Romántico de la pintura religiosa del Neoclásico". Estos frescos fueron realizados por Adolphe Roger (1800-1880) y les he fotografiado dos de mis paneles preferidos:
La Capilla Bautismal de Notre-Dame-de-Lorette.
"El Bautizo del eunuco por San Felipe", fresco de Roger, Capilla Bautismal, Notre-Dame-de-Lorette.
"El Bautizo de una peruana", por Roger, en la misma capilla.
Imposible ofrecer (y honrar) a todos los artistas (escultores, ebanistas y pintores) que trabajaron en la decoración de esta Iglesia: Alfred Johannot, Caminade, Langlois, Callande de Champmartin, Devéria, Blondel y muchos más cuyas obras abundan en los edificios públicos y religiosos del París del XIX y que el público ignora.
Los que no dispongan de mucho tiempo para leer sobre la historia de este monumento, se conformarán con acercarse a una de las vallas explicativas concebidas por la Alcaldía de París:
Y si después de tanta música, arte e historia quieren comer un buen Plat du Jour de Brasserie, les dejo, frente a la Iglesia, esta recomendación: