Lefkara es el pueblo de la lefkaritika, un tipo de encaje complejísimo, muy bello y, por esas razones, costosísimo. Leonardo da Vinci visitó el pueblo y quedó tan impresionado por este tipo de labor que encargó un mantel (humeral) para la Catedral de Milán. En Lefkara las viejitas están sentadas en las puertas de las casas bordando. (No retraté a ninguna porque nunca me ha gustado sacar fotos de personas trabajando, como suelen hacer los reportajes de National Geographic, amén de que esto no es un reportaje sino un blog en el que pongo o no pongo lo que me da la gana). También se ven muchos boinas azules de la ONU que vienen aquí durante su día de descanso a desconectar de los cuarteles en la Franja Verde. En Lefkara una anciana fabrica los mejores "loukoumes", dicen, del Oriente. Los hace de pistachos, fresas, limón, rosa, moras, etc. Una auténtica delicia. A mí los loukoumes nunca me habían gustado, pues se me pegaban al cielo de la boca, pero esta vez llené una caja con los de Lefkara, y me acompaña por las rutas de Chipre.