Segunda ciudad de Navarra en
importancia, Tudela vale la pena más que por su vida de ciudad recoleta de
provincias por su fabulosa Catedral cisterciense, cuyo claustro románico, portales y tesoros
que encierran valen la pena ser admirados. Varios palacios gótico-renacentistas
y algunos otros templos pueden completar la visita de esta ciudad.
La Plaza de los Fueros es el epicentro de la vida en el casco antiguo de Tudela.
Pedro Díaz de Oviedo y Diego del Águila
fueron los artífices, a finales del siglo XV, del retablo del Altar Mayor de la
Catedral de Tudela.
La llamada Virgen Blanca, se encuentra en la Catedral de Tudela y es una talla exenta del siglo XII
El sepulcro de Sancho Sánchez de Oteiza en la Catedral de Tudela
Fachada del Palacio del Deán, en Tudela