13 mai 2012

Campos y pueblos de Aragón

© Fotos William Navarrete

Mucha gente me pregunta cómo preparo mis viajes. Siempre respondo: leo. No significa esto que me pase un mes leyendo. A veces basta, la víspera, documentarse acerca de los sitios aledaños al lugar en que pernoctamos para emprender la ruta, al día siguiente, con una idea aproximada de lo que vamos a ver. Digo "idea aproximada" porque en todo viaje uno de los mejores momentos es lo inesperado, la improvisación, o sea, aquello de lo que tal vez ignorábamos completamente su existencia. Tampoco uso GPS: lo aborrezco (y si es la voz, ni de lejos). Lo mío es a la antigua y nada mejor que un buen mapa de la región, ampliado y detallado, con relieves indicados, azules para los lagos, verdes para los llanos fértiles, blanco para las zonas áridas, tres punticos para las ruinas o sitios arquelógicos, etc. No hay GPS que substituya (cuando se sabe leer mapas, of course) la visión de conjunto que da una buena cartografía. Dentro de poco ya nadie sabrá leer mapas. No digo que para andar en una ciudad, si se anda de prisa, un GPS no tenga utilidad. Lo que digo es que para recorrer mundo es completamente innecesario y más bien atormentante. 

Por supuesto, un buen compañero de viajes (o varios), verdadero cómplice motivado en ver qué se enconde más allá de aquella montaña o quiénes viven en la aldea en la que caemos por puro azar, es imprescindible. No hay nada más horrible que viajar con gente inculta o sin motivaciones. Al decir incultas me refiero a algo mucho más profundo que un diploma universitario o un status intelectual; me refiero a una actitud ante la vida. O viajar con aquellos que dicen que han viajado demasiado (sin saber que nunca es demasiado cuando se trata de descubrir con sus propios ojos la infinita diversidad, material y espiritual, de nuestro planeta). 

Moviéndonos a lo largo y ancho de Aragón aparecieron imágenes dispersas, pequeños momentos, grandes vistas o viceversa. Los cuelgo aquí para agradecer la libertad con que viajo y vivo: 

Campos de Aragón

El Poyo del Cid

Monterde

Montes de Palomera

Los montes de Palomera, Aragón

La ermita de Santa Ana, al oeste de Alfambra.

Gea de Albarracín

El pórtico de la iglesia de Calamocha es un retablo de piedra

El puente romano de Luco de Jiloca bajo un cielo encapotado


Un pastor y su rebaño en el río casi seco de Azuara.

La hermosa iglesia mudéjar de Alfajarín

El Ebro, caudaloso en esta época del año. No iba a viajar por Aragón sin bajar hasta su ribera

Osera del Ebro. En muchos pueblos aragoneses el mudéjar es omnipresente.

El árido paisaje de Los Monegros