© Fotos William Navarrete
Santo Domingo de la Calzada, pueblo en que el eremita que dio nombre al pueblo construyó en el 1044 un puente, una calzada, una iglesia y un albergue en favor de los romeros. Con el tiempo la vocación jacobea de la pequeña ciudad se ha ido incrementando y es hoy uno de los sitios principales del camino. Sus monumentos y edificios de valor arquitectónico (el Convento de las Bernardas, la Casa del Santo, la Plaza de España, los antiguos hospitales de peregrinos, la Catedral, etc.) hacen también de ella un centro de gran interés artístico.
Asistimos a la misa del
peregrino de las 20h 00 en la Catedral de Santo Domingo de la Calzada, uno de
los edificios riojanos de mayor importancia, tanto por su antigüedad como por
su valor arquitectónico y su significado espiritual. Verdera misa de fervor en
torno a los peregrinos del camino jacobeo que pernoctan siempre en este pueblo
de nobles piedras. El
gallinero (probablemente el más bello del mundo dado su estilo barroco) no
puede retratarse con flash. La foto resultante, a esa hora del
anochecer, no refleja su belleza. Pude retratar al gallo, pero la gallina esa
noche no quería asomarse. Los que no conocen la leyenda mística del milagro del
gallo y la gallina búsquenla para que se diviertan.
El Santo Domingo Bernardo de Fresneda, situado en un antiguo convento
franciscano, nos recibió a cuerpo de rey. A lo lejos, desde la ventana contemplo los Montes de Ayago. Por no hallarse en el centro neurálgico del
pueblo no se oye ni el zumbido de
un mosquito.