Hacia el año 1071 los benedictinos fundaron el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña en el sitio donde había una pequeña iglesia mozárabe del siglo X. Lo hicieron con la ayuda del rey Sancho Ramírez y el sitio escogido se convirtió en símbolo del entonces incipiente reino cristiano Aragón. Empotrado en las rocas de las montañas prepirenaicas, San Juan de la Peña es un sitio mágico. El claustro del siglo XII conserva en lo esencial los capiteles historiados románicos perfectamente legibles (ver y ampliar fotos). La Iglesia Baja es muy antigua pues se aprovechó la estructura precedente y data del año 920. La llamada Iglesia Alta es más reciente... del año 1094. Un incendio destruyó en 1675 partes importantes del Monasterio. Dijo la guía que duró tres días. A partir de entonces construyeron, más arriba, el Monasterio Nuevo, menos interesante que el Viejo, aunque situado también en un paraje de esos que parecen haber sido creados directamente por la mano de Dios.
