Rávena (suena fatal con ese acento esdrújulo pero así es en castellano) fue la capital del Imperio Romano de Occidente en el 402 dC cuando Honorius huye de Milán y transfiere el centro de poder hacia esta ciudad. Aquí fue destronado, en el 476 dC, el último Emperador romano (Rómulo Augusto) por Odoacro. Luego, entre el 493 y 526 dC Teodorico, rey de los Ostrogodos, instala en ella su corte. En el 540, fue conquistada por los bizantinos y poco después el emperador Justiniano la convierte en capital de las posesiones de Bizancio en la península itálica hasta el año 751 dC. Ésta es la coyuntura que da origen a los refinados mosaicos de Rávena. Toda la gloria de la ciudad se debe a los pocos siglos en que pasó de Roma Imperial a los Godos y de éstos a Bizancio.
Aquí una selección de mis fotos en la Iglesia de Sant' Apollinaire Nouvo (Apolinar fue el primer obispo de Rávena), construida entre el 493 y el 526 dC por Teodorico el Grande. Una anécdota: la taquillera se negó a cobrarme la entrada porque me vio con la Tau de San Francisco al cuello. Seguramente es devota al santo. Digo yo.
Vista de la fachada
Retrato de Justiniano
El cortejo de las vírgenes, en el muro superior derecho de la nave central. Las vírgenes con velos blancos llevan en sus manos coronas
Detalle correspondiente a la escena de los Reyes Magos en la imagen anterior