29 déc. 2010

Graycliff - Nassau - Bahamas

El Graycliff es uno de los establecimientos más interesantes de Nassau. No sólo por lo antiguo (la casa fue construida en 1720 por el corsario John Howard Graysmith), sino por su historia (ha tenido como propietarios a gentes como Polly Leach y Lord Dudley, y ha alojado a los duques de Windsor, a Churchill, los Beatles, etc.) y también por su mobiliario de época, el servicio, la vegetación, los platos y una infinidad de detalles. Sólo el olor a cortina rancia o pieza cerrada (típico de la vieja Inglaterra) me pareció realmente insoportable.





28 déc. 2010

Nassau - Bahamas

Poco atractiva, la vista de Nassau desde el barco tiene al menos la virtud de mantener a distancia los tendales de souvenirs de mala calidad y las tiendas de joyas y gangarrias. De todas formas, no hay quien se escape de las siete manzanas en que tiendas y tendales se hallan, cercando (como un bastión inexpugnable) la entrada de los turistas por el puerto. De más está decir que me conformé con ver desde lejos el celebérrimo y espantoso Hotel Atlantis, así como la isla Paradise que, como un cake raté domina todo punto de fuga de nuestra visión:



Este edificio de forma octogonal fue erigido en 1798 y fue la primera prisión de Nassau. En 1873 cambió de función para convertirse en la primera biblioteca pública de la ciudad:



Queen's Staircase tiene 66 escalones (uno para cada año de reinado de Victoria), tallados originalmente por esclavos en la piedra calcárea de estos dos farallones:




El Fuerte Fincastle data de 1793 y desde la colina en que se halla se ve buena parte de la dársena de Nassau:



Una ceiba en la entrada del Princess Margaret Hospital. Aquí a las ceibas les ponen guirlandas navideñas. Miré para ver si le echaban algún despojo en las raíces y nada.



Al pie del Palacio de Gobierno, la estatua de Colón (1830) recuerda que la primera tierra de América descubierta por el genovés fue San Salvador o Guanahaní, perteneciente al archipiélago de las Bahamas o Lucayas:



Color local:



Jacaranda es una casa típica de la arquitectura colonial: techo de dos aguas, balcón saliente de maderas y barandales torneados, persianería del tipo brise-soleil, etc. Data de 1840 y fue comprada después por Lady Eunice, viuda de Sir Harry Oakes. Cierta chapucería, abandono y dejadez en el ambiente me asegura que estoy en terreno conocido: las aguas y pueblos del Caribe. En sus predios lo mismo hallamos un tractor oxidado en la entrada de un hotel cinco estrellas que constatamos que la persianería de caoba desprendida de una casa colonial del XVIII tras el paso del último ciclón sirve para que los chiquillos del barrio jueguen a la quimbumbia con sus travesaños. Y cuando no, los travesaños sirven para que ña Tomasa alimente el fuego con que hierve las sábanas de su casa:



Bienvenidos al Caribe:


Una puesta de sol en Eleuthera - Bahamas




27 déc. 2010

Bahamas

Una de esas islas de Bahamas, cuya única página de historia debe haber sido la visita hace siglos de tal pirata o el paso del huracán más cual. Sin historia, pero absolutamente necesarias en su escenografía natural de tarjeta postal. Isla que ha hecho historia por sí sola porque de ahí todos han salido con plácida sonrisa y ganas de volver a mecerse en sus playas a la sombra de un cocal:







Berry Islands / Bahamas

Este año Navidades lejos de la nieve. Llevaba mucho tiempo sin pasar estas fiestas literalmente bajo los cocoteros: Una excursión marítima por la cayería de Berry Islands, en Bahamas. La verdad es que no he visto nada realmente nuevo para mí pero me he relajado y me estoy relajando cantidad. El piloto pesca unas estrellas de mar y anda a tirarse la foto con ésta. Poco importa si sospecho que las vuelve a echar más o menos en el mismo lugar para "pescarlas" de nuevo para los próximos turistas. Qué más da. Jouons le jeu, como hacen los americanos a quienes siempre se les ve de lo más entusiastas y emocionados por cualquier bobería. Luego nos pesca cobos y unas cuantas parejas de delfines saltan todo el tiempo a nuestro lado durante la trayectoria. Las rayas y mantas continúan su vida y nos ignoran. El mar es tan transparente que puedo contar las dunas creadas en su ondulación.








23 déc. 2010

Mr. Yum en Calle 8

Clean, sobrio y sin malas sorpresas. De hecho, el único restaurante digno de ese nombre en la Calle 8 (en la 8 y la 19 avenida más o menos), siempre y cuando no se esté deseando a todo precio comer pupusas salvadoreñas (que aún no he sabido qué son exactamente) o carnes recalentadas por ahí. El caso es que Mr. Yum le hace honor a la cocina de Tailandia pues desde el dueño hasta los pinches son de ese país. No faltan entonces los platos de curry, leche de coco, cúrcuma y otras delicias. Todo esto servido por Richard (born in Unión de Reyes) que garantiza, con sonrisa y rapidez, que todos tengan excelentes digestiones y ganas de volver.


Richard / Mr. Yum

22 déc. 2010

Sugarcane - Miami / Midtown

Una mezcla loca de sabores exóticos y unos rollos de tocino rellenos de dátiles y queso de cabra francés como para regresar mañana mismo. Sugarcane, como un bungalow con ventiladores pareados en el techo y música caribeña a todo tren es el restaurante que está dando la hora en Miami Midtown.


20 déc. 2010

Una utopía - Miami

En un mes que llevo aquí el único metro posible se llama 836 o Dolphin. Aún jugándole cabeza a la manada motorizada, huyendo de sus horarios de turba, siempre caigo, por pito o por flauta, en un atasco. Sobre todo en esa partecita que está entre el Jackson y el Aeropuerto (yendo para allá) y antes de coger la curvita de la I-95 (cuando uno viene para acá). Aquí la utopía se llama Metrorail. Lo dice un panel de los rieles aéreos: Why drive? Ride... Metrorail. Seguro que sí.


18 déc. 2010

Opípara cena panasiática en las periferias del South West

Opípara y agradable cena panasiática en los confines del South West llegando casi al último cocodrilo colindante con el penúltimo manatí, en este Far East (no West) que implica desplazarse por el conglomerado suburbano que es el Dade County. No es una crítica (de esas absurdas de que si Karachi es mejor que Kuala Lumpur, Ulan Bator o Sofía, Ciudad México o Estocolmo y todas esas cretinas comparaciones en las que se debaten todavía gentes con supuesta inteligencia superior y, digamos, nivel, sin que por ello y por ende logren cogerle el sabor a cada rincón de este maravilloso planeta), sino más bien, una manera de celebrar excéntricamente, con buenos amigos, la llegada a mis manos de la edición sublime de Novelas sencillas del siempre cáustico, sardónico, brillante y querido Daniel Fernández (Ed. Silueta, 2010). (Frase precedente larga así de porque sí).

Se trata de uno de esos libros que en Francia se llaman exemplaires de tête, pasto de bibliófilos y otros coleccionistas sabios. En él (bajo el cuidado de Rodolfo Martínez Sotomayor (quien vino con su esposa Eva Vergara, de dulzura y fineza como la de aquellas mujeres de los años 50, hoy casi extinguidas), Daniel se luce sacando los facsimilares de sus tres novelas publicadas hace años en El Nuevo Herald. Son éstas: Los amores de Luis XIII y Akenatón y Nerfertiti (publicadas bajo el pseudónimo de Leina D'Zednarnreff, en 1992 y 1993, respectivamente), así como Alquimia Magna (bajo el de Aida Cranite, a partir del 14 de diciembre de 1993). Vale de decir que no sólo las novelas de Daniel son anteriores a la hemorragia que vino después en el plano de la literatura nacional de dentro y de fuera, sino que tuvo el buen gusto de sacarlas como se hacía décadas atrás: por entregas en un periódico.

Aprovecho para dar los tres blogs de Daniel quien está en pleno apogeo creativo desde que no tiene que fajarse con la US-1 y la I-95 todos los días:
Musica en Miami
La puerta del asombro
El jardín de Daniel

De derecha a izquierda, para variar y contarme de último: Luis de la Paz, José Abreu, Daniel Fernández, Eva Vergara, Rodolfo Martínez Sotomayor, Juan Cueto y William Navarrete.

Miami, la hora mágica

Miami: la hora mágica, 30 minutos antes de que el sol de oculte del todo. Siempre nuevos colores, nuevos reflejos. La foto de tarjeta postal de innegable belleza.




Cocotero, mástil y luna desde el canalito de la tía Maggie en Miami Shores.

12 déc. 2010

Vivian Acosta, un esfuerzo sobrehumano

Voy a destacar lo que a mi juicio es destacable de la pieza Santa Cecilia, de Abilio Estévez, exhibida en estos días en Teatro en Miami Estudio por Galiano 108. Me refiero a la actuación extraordinaria y extenuante de la actriz Vivian Acosta (dirigida por José González) para este largo monólogo de edulcuradas reverencias a una ciudad que ya no existe: La Habana. Entre rodajas de piñas, pregones, fustes de columnas, tranvías, el Almendares, alusiones literarias, musicales, la Fuente de la India, el Capitolio, el siglo XIX, las primeras décadas del XX, patatín, patatán y toda esa enumeración harto enumerada de las pequeñas (o grandes, según quien las evoque) cosas habaneras de ese tiempo, la actriz debe cubrir, como una Marianne de la memoria capitalina, tal cantidad de registros, que de sólo ver su sublime esfuerzo en aras de lo que, después de todo, es poco contenido (o mucho texto para una misma idea), uno aplaude hasta el propio cansancio con el mejor deseo de halagarla y de expresarle nuestras más sinceras felicitaciones.

11 déc. 2010

Emilio Cueto: España le canta a Cuba

Hace unos días tuve el placer de asistir a la conferencia del amigo Emilio Cueto en la Casa Bacardí de la University of Miami España le canta a Cuba. Cueto, minucioso como no hay dos (basta ver su impresionante colección de mapas antiguos de Cuba, grabados y otros temas coloniales, así como las ediciones facsimilares bajo su cuidado) ha encontrado durante sus recientes investigaciones más de mil composiciones de los siglos XVIII y XIX dedicadas a Cuba por compositores peninsulares. El domingo próximo repetirá la conferencia en FIU.

Emilio nos deleitó con una habanera catalana al piano.

10 déc. 2010

The Forge's wine cellars: One on the seven wonders of Miami

Hace tiempo que debía haber escrito sobre The Forge porque desde hace 15 años forma parte de lo que llamo "mi itinerario en Miami". Fundado en 1968 en una antigua herrería para caballos (de donde le viene el nombre de La Forja) es una de las instituciones históricas, gastronómicas y patrimoniales de Miami. Histórica por la gran cantidad de personas célebres y eventos relacionados con el lugar. Gastronómica porque su carta (con una touche francesa tropicalizada) no deja indiferente a nadie. Patrimonial porque The Forge posee algo único en todo el sur de Estados Unidos: una bodega de inestimable valor que, generación tras generación, conservan, nutren y cuidan sus propietarios.

Este año el restaurante fue completamente remodelado. El cambio (muy para bien) fue tal que no lo reconocí. Excepto la lámpara monumental del salón principal todo lo demás cambió, incluyendo la carta que ha ganado en refinamiento y sabores osados. A todo el mundo recomiendo de entrada las brioches de langosta, cacahuetes y mermelada de cebolla (inolvidable), el Three mushroom risotto con aceite de trufas blancas de Alba (del que no dudo sea, en efecto, el mejor de la Florida) y de postre los incontournables soufflés de pistachos, Grand-Marnier y otros cinco sabores. En cuanto a los vinos, las fotos de la bodega que el sommelier Gino (otro monumento del lugar, esta vez del patrimonio oral) tuvo la amabilidad de abrirnos, hablan por sí solas. Muchas gracias a su propietario Shareef Malnik por su invitación de ayer:

El nuevo look del The Forge:





Gino es la única persona autorizada para manipular estos tesoros. Aquí me muestra con orgullo un Mouton Baron de Rothschild de 1873. Mi bisabuela Paquita no había nacido aún cuando salió de los viñedos de Burdeos esta botella.

Gino muestra con orgullo porteño estos dos Mouton Baron de Rothschild de 1970 y 1973 respectivamente, con etiquetas diseñadas expresamente por Chagall y Picasso para cada botella.

Como en Norteamérica todo o casi todo se mide en cifras voy a permitirme una mención que en Europa sería de mal gusto: detrás de esa reja se atesora la colección personal de etílicos de la familia evaluada en... el precio de una villa con piscina, jardines y vista al mar en la Riviera Francesa.
Un cognac Louis XIII (que hace historia desde que la casa Rémy Martin lo lanzara en 1874) es y será siempre un acontecimiento.