El Hôtel de Paris es... el Hôtel de Paris:
Le Louis XV, restaurant d'Alain Ducasse, Hôtel de Paris, Monte-Carlo.
Es mi mejor intención de que se vea la carta del Louis XV del Hôtel de Paris, faro de la alta-alta gastronomía de Alain Ducasse. Evidentemente, la elegancia y la etiqueta exigen que los precios no se indiquen en la carta, pero se los digo yo: 140 euros el almuerzo (no la cena) con 2 platos, queso, postre, agua, vino y café. Para los que piden "a la carta" no tienen por qué preocuparse ya que a la salida se les ofrece un digestivo por si a alguien se le paraliza el ritmo estomacal en el momento de leer la cuenta.
El Café de Paris (no confundir con el Hôtel de Paris que nada tiene que ver) es la brasserie bonachona (o sea, bonachona para el nivel de vida del Principado, evidentemente) donde se almuerza antes de penetrar en el antro del Casino. La sala es belle époque y repito lo que ya dije en el 2008 tiene el mejor escalope forestière de la Riviera.
Un poco de arte para quitar esa sensación de que Mónaco es de la poudre aux yeux o de la bombe à l'estomac:
Confieso que nunca fui fan de Vasarely, pero después de haber sufrido los horrores del arte "moderniente" en algunos momentos, por suerte contados, de mi viaje por Italia, esta pieza concebida como una terraza al aire libre que es a su vez el techo del Auditorium o Sala de Congresos de Montecarlo, me sabe a las mismísimas Tres Gracias del perfecto y talentoso Rubens.
J'avoue n'avoir jamais été fan de Vasarely, mais après avoir subi les horreurs de l'art "moderniente" lors de quelques moments, heureusement comptés, de mon voyage en Italie, je goûte cette pièce conçue pour être une terrasse en plein air en même temps que le toit de l'Auditorium ou Salle de Congrès de Monte-Carlo, comme s'il s'agissait des Trois Grâces du parfait Rubens:
"Hexa Grace: le ciel, la terre et la mer", Vasarely, lava esmaltada, 1979, Montecarlo, Principado de Monaco.
El inevitable Botero siempre omnipresente tanto por su permanencia constante en la sopa europea como por el espacio que ocupan sus voluminosas obsesiones.
L'inevitable Botero toujours omniprésent tant par sa présence constante dans toutes les salades européennes comme par l'espace occupé par ses obsessions volumineuses:
Unos "Adam y Eva" alimentados en el primer fast food de la historia del origen de los tiempos bíblicos. Escultura de Botero en los jardines de Montecarlo.
Todo cambia. Eso ya lo sabemos. Voy a poner una foto que puse en este mismo blog hace dos años durante un viaje a Mónaco en agosto de 2008 y lo que es ahora el mismo lugar. Lo triste es que ese Buddha-Bar les llega cuando ya al de París sólo van los turistas:
2008. La puerta era belle-époque, de bronce dorado, macizo.
2010: la chatarra triunfante y deslumbrante va abriéndose camino..