Manta es un villorio coronado por un castillo medieval que fuera propiedad del Marquesado de Saluzzo. Una de sus salas (conocida como baronal) posee los famosos y bellos frescos del siglo XV pintados por un artista desconocido al que se llama "Maestro del Castillo de la Manta". Encontrar alojamiento en Manta no es imposible. Aunque no hay hoteles, sí existen dos o tres agriturismos. Uno de ellos es una amplia y antigua casa campestre de amuralladas paredes de piedra y viguería, remodelada con exquisito gusto, en lo que fuera un criadero de orugas para obtener seda. Por eso se llama Il Baco da Seta (gusano u oruga de seda). Más vale reservar porque sólo alquilan, por el momento, una habitación. Al despertar, la mesa del desayuno está servida en una terraza con vista a los montes y por única vision la de la naturaleza invadiendo, espléndida, todo nuestro campo visual. Sus propietarios, amabilísimos, son una pareja de italianos retirados. Ella, antigua profesora de inglés; él, empleado de una firma de fabricación de implementos agrícolas. Las mermeladas que sirven son todas caseras, pues los árboles frutales rodean la propiedad:
Il Baco da Seta, agriturismo en Manta.
A pesar de sus modestas dimensiones Revello atesora un patrimonio artístico-religioso impresionante:
La Torre de su castillo derruido emergiendo del verdor del monte, un puente romano sobre el riachuelo, un macizo castillo renacentista en lo alto de una colina plantada de árboles rebosantes de albaricoques y melocotones... Brondello y Castellar surgen como espejismos alegres tras una curva en la carreterita que une el Valle Varaita con los llanos de Po: