Racconigi es otra de las joyas de los Saboya, en el Valle del Po, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad. Tuvo mejor destino que Rivoli, anteriormente presentado, pues la familia real lo pudo conservar hasta la década del 1970. Por eso mantiene un gabinete de curiosidades etruscas que es una maravilla. Aun así, el no-arte, furioso por no poder afear las salas magníficas del castillo, logró, sólo durante el transcurso de este verano, inundar el gran parque que, en otros tiempos, creara el mismísimo Le Notre. En alguna foto de abajo se ve una de las "ingeniosísimas" esculturas del arte moderniente que, junto a otras que no saldrán aquí, pululan entre inocentes y estoicos plátanos y cedros.