30 oct. 2007

En ruta hacia Saboya




Como cada año en ruta hacia la Saboya. Una semana en familia por las vacaciones de Todos los Santos. Cuando desde el carro me sorprenden los farallones escarpados de los primeros Alpes, viniendo por la Bresse, empiezo a sentir inmediatamente el olor de la tartiflette, de la fondue savoyarde, de la raclette au reblochon y todos esos manjares montañeses de la Saboya transalpina. Y como digestivo, contra los excesos de la mesa, los licores de Chartreuse. La chimenea, los leños, el fuego al crepitar... Nos ha agarrado el crepúsculo (foto 1) apenas llegados al Valle de Gresivaudan. Después hay quienes se atreven decir que sólo los atardeceres del trópico son únicos. Luego la subida, hasta el Diente de Crolles. Seis horas de timón desde París. Pero vale la pena. En estos días, en dependencia de las posibilidades de conexión en el Nido de Aguila en que estoy, pondré algunas curiosidades de esta fantástica región de Francia.