Io sono l'amore, con Tilda Swinton, film de Luca Guadagnino.
En una familia de la alta burguesía milanesa (de dinero viejo) la esposa del heredero y nuevo pater familias, sometida a la rutina de las convenciones del medio, se iba marchitando lentamente hasta que apareció Antonio, un cocinero de primera y amigo de su hijo que…
Recomiendo esta excelente película. Como se dice en francés: tout y est. La fotografía es espectacular, sobre todo, de una estética de buen tono que recuerda lo mejor del cine italiano. La música es imprevible, moderna y realmente juega un papel casi de personaje. La historia es maravillosa: nos la cuentan sin premura, sin atosigamientos, con escenas tan largas como sea necesario, viviendo la vida de la familia al ritmo de las estaciones (un invierno milanés, una primavera en la Riviera Ligura, verano, otoño, Londres). El ambiente es ése (el que conozca la vida interior de una casa de la alta burguesía italiana entenderá perfectamente ese décalage sutil de muchos aspectos de la cotidianeidad con respecto a la vida afuera, lo que yo llamo "el lujo sórdido"). Las actuaciones (sobre todo la de Tilda Swinton son de primera. El final es un crescendo increíble. Todo se precipita como en las buenas tragedias griegas de la Antigüedad. De hecho, los 15 últimos minutos son eso: un clímax trágico sobrecogedor. Los dos últimos minutos son una apoteosis total. Y ese final que recuerda el último instante de Casa de muñecas de Ibsen.