Los comentarios dentro de un rato que no alcanza el tiempo y después pongo la parte de la procesión en el mar con cada uno de los cuatro santos paseando en barco a medianoche por todo el litoral, con los fuegos andando y una soprano traída de Porís de Abona cantando en una de las proas el Ave María y el pasodoble de las Canarias en medio del mar. Una palabra nada más por ahora: espectacular.
La suite:
Se bajan a los dos santos (San Blas y el Hermano Pedro) + la Virgen del Carmen, en procesión desde la Parroquia. Una vez en el muelle (en donde ya estaba el San Blasito del otro día en que fuimos a buscarlo por mar hasta la cueva) se celebra la misa, con los ministros de la Iglesia y los del Ayuntamiento (Alcaldesa incluida), al aire libre y a orillas del mar. Una soprano canta desde la proa de un barco dos o tres versiones del Ave María y todos los barcos engalanados sueltan un carnaval de fuegos artificiales y de sirenas. Uno a uno, los barcos grandes se van pegando al muelle para que suban en cada uno a un santo y en otro a la Virgen. Todo el que quiera subirse (según la capacidad de cada barco, barca o chalupa), lo hace para unirse al cortejo nocturno que sale del pueblo y recorre el litoral. Como cada barco lleva su propia música, que si religiosa, que si chasnera o pasosdobles canarios, y hasta el canto a la Virgen del Carmen de Celina González (que es precioso) hay que ir bien preparado para no quedarse sordo. El paseo nocturno de los santos termina casi una hora después y se regresa al muelle para bajar a los santos y para que se baje el que quiera. El que no, puede ver los fuegos artificiales finales desde el mar. Había oleaje y preferí verlos desde tierra firme, en el mirador natural que tiene el pueblo y rodea al puerto. A las dos de la madrugada empiezó una auténtica apoteosis de fuegos artificiales que supera a los de Cannes (se pasan el año entero recogiendo dinero para esto que puede costar más de treinta mil euros). Pero el paseo de los santos y los fuegos los dejo para el post siguiente: