Metsovo. Hacer click en las fotos para ver detalles y descubrir algún que otro "clin d'œil":
Cuando uno llega a Metsovo esto es lo primero que ve: todas las ancianas de este pueblo del Epiro se visten todavía con sus trajes tradicionales.
Quienes conocen las aldeas alpinas de Austria creerán que Metsovo está en la misma latitud de Viena. Sin embargo, estamos a 1 116 metros de altura en las montañas del Epiro griego.
Los árboles de Metsovo son extensos y hermosos poemas.
La mansión del Barón de Tossitsa, en Metsovo, acoge hoy un Museo de Artes Populares. Metsovo es un pueblo reconocido por sus tallas de madera.
El campanario y torre del reloj de la iglesia de Metsovo.
Admirable ser viviente éste de Metsovo. Parece un gigante saludable con muchos brazos como aspas. He visto árboles milenarios tan hermosos que dan ganas de abrazarlos.
Estamos en el Epiro (exactamente en Metsovo) a pocos kilómetros de Albania, y en consecuencia la arquitectura se vuelve más balcanica y también más búlgaro-eslava.
Mujeres de Metsovo camino del mercado.
El mercado de frutas y legumbres de Metsovo es un caleidoscopio de colores. Cero importaciones. Aquí los criterios de orgánico o biológico no sirven de nada. Desde la época en que Alejandro Magno atravesó estas altas cumbres de la Grecia del Norte los habitantes respiran aire puro y consumen (sin fertilizantes) lo que en abundancia y paz la naturaleza les da.
Otra escena de mercado en Metsovo.
El metsovone es el queso típico de Metsovo. Es ahumado y se parece al pecorino italiano pero a mi juicio lo supera pues no viene con pimientas. Ésta es una de las tiendecillas del productor. Un lujo para los "gourmets" del mundo entero que vienen hasta aquí en busca del célebre queso ahumado.
Cabrito y cerdo a la púa para el almuerzo en Metsovo.