© Fotos William Navarrete
El sol enceguece. Tanto blanco no deja ver. Me viene a la mente esa gran novela de la gran escritora y amiga Nivaria Tejera titulada Sonámbulo de sol. No me quejo. Constato. Llego al mismísimo extremo sur del talón de la bota que parece ser Italia con su caprichosa forma. Italia que he recorrido durante años y años de mi vida en todas las direcciones. Italia que seguiré recorriendo incansablemente mientras me sea posible porque es inagotable y porque es el centro de la Tierra. Ahora en Leuca, que sería oriental, entre griega y bizantina, entre libia o magrehbina, con toda su blancura, si no fuera por su enorme santuario consagrado en honor de Santa María, enorme en su explanada al pie del faro, protegiendo desde lo alto la ciudad y el confín de la tierra. En Leuca más vale mirarle al mar el fondo de sus ojos:
En el mismísimo extremo sur del talón de la bota