© Fotos William Navarrete
Se acerca el fin del verano y en lugar de buscarse motivos de estrés cada cual debería sacar el máximo provecho de los ultimos días que le quedan a agosto. Mi lema siempre ha sido: "cada verano mejor que el anterior". Y así ha sido desde siempre. Hemos venido a Clans para visitar capillas medievales con frescos del siglo XI (de eso haré un post después) y, sin pretenderlo, caímos en un río que viaja desde los Alpes formando cascadas hasta fundir sus aguas cristalinas con las de otro mas caudaloso llamado La Tinée, que a su vez termina en el llamado Var y éste desemboca en el Côte d'Azur. La cascada (o las cascadas, pues hay varias) se hallan en intrincados parajes al pie de la carretera que sube serpenteando hasta Clans. Las descubrimos por el ruido del agua al caer cuando nos detuvimos para visitar la capilla campestre de San Sebastián. La cascada no esta señalizada y el sendero para llegar hasta ella bordea un barranco y no tiene barreras de protección. Así y todo, vale la pena el riesgo porque el sitio es paradisíaco, salvaje y no hay ni un alma en todo aquello. Contrario a otros ríos alpinos éste tiene el agua menos fría. Tal vez sea porque el termómetro marcaba 35 °C.
La petite chapelle champêtre de Saint-Sébastien, sur la route de Clans.
Le village perché de Clans (Alpes-Maritimes), depuis la route.
Le ruisseau de Clans descend jusqu'à La Tinée formant de petites et grandes chutes d'eau tout au long de son parcours. / © Photo P. Bignami
L'une de cascades.. des eaux pures et cristallines. / © Photo P. Bignami