Nacido en Bilbao en 1929, Hantón (como él prefiere que se le llame) fue de los primeros niños españoles embarcados en 1937 a bordo del vapor Habana, en dirección de Inglaterra, para ser puestos a salvo de los futuros bombardeos de la Guerra Civil. Zaragoza rinde homenaje a este pintor, el primero entre los primeros abstractos españoles, de quien nos da cuenta y detalles en un texto minucioso el estudioso Chus Tudelilla, a modo de introducción del extraordinario catálogo de este tributo aragonés al artista. Quiso el destino que Hantón uniera su vida a la de la escritora cubana Nivaria Tejera, y él que había llegado a Inglaterra, de niño, a bordo del Habana, llegará luego, dos décadas después, a La Habana, a bordo de otro vapor, en 1961. Un año después estará en Roma, y desde mediados de los sesenta hizo de París su casa y estudio.
Lo que sucede con artistas de la talla de Hantón es que trabajan incansablemente en silencio, día a día, sin figurar ni querer figurar en ningun carnavalito de esos. De pronto, sin que nadie lo espere, sin que nadie se acuerde de ellos, el museo más grande Aragón (el Camon Aznar) le hace una gran restrospectiva de primera, y, nada más y nada menos que el Reina Sofía se pone (como será el caso en 2011) a prepararle la siguiente en la cuna del arte contemporáneo de todas las Españas. Cantidad de gentes debería aprender de Hantón tanta modestia y discreción, de seguras sufrirían menos y se les homenajearía mas. Felicidades para Hantón amigo y para Hantón gran pintor.
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