Dolceacqua, en los Alpes de Liguria, lleva muy bien su nombre: en cada plazuela o rinconcillo hay una fuente de agua dulce. El pueblo fue feudo de la poderosa familia genovesa de los Doria. Su puente románico es de una esbeltez inigualable y vale la pena leer lo que dijo Monet cuando anduvo por estos lares. En Dolceacqua se come demasiado bien, bajo el frescor los plátanos de la plaza mientras al sol hace 32°C. Pocos turistas de la Riviera dei Fiore vienen hasta aquí. La mayoría prefiere el ruido costeño. Vale la pena informarse de las historias sobre los señores feudales (los Doria) y como ejercían su poder sobre las féminas dolceaquacenses: