Existen principados de opereta (Mónaco, por ejemplo), pero todo el mundo esta aburrido de oír hablar de Mónaco, de ver imágenes de Mónaco e incluso de ir a Mónaco. Existen republicas microliliputenses (San Marino, por ejemplo), pero también casi todo el mundo sabe de su existencia. Sin embargo, existen principados autodenominados independientes, de los que casi nadie sabe y casi nadie visita, y el de Seborga, en plena Liguria, es uno de ellos. Todo comenzó porque a los italianos (mucho menos cartesianos que los franceses) se les olvidó incluir a Seborga en el Reino de Italia. Sus habitantes, conscientes de lo que esto quería decir, instauraron por cuenta propia (Italia no los reconoce) un principado de monarquía democrática: eligen por votación a Su Alteza "Il Principe". Así las cosas, llegar a Seborga es muy emocionante: hay un puesto fronterizo que no es puesto fronterizo, sobre los techos de las casas independentistas ondea la enseña nacional de Seborga, a la entrada del pueblo se compra la moneda de Seborga (el luigi) que sólo es válida en los comercios del propio Seborga, también emiten sellos y se puede postear las cartas con el sello de Seborga a condición de que la carta no viaje fuera de los estrechos límites territoriales de tan sui generis principado. Una vez terminada la visita a Seborga (cuyo ultimo príncipe, Georgio I, era horticultor y acaba de morir, y cuyo Ministro de Relaciones Exteriores es el propietario del café de la entrada), uno concluye que los seborgenses son unos gozadores de verdad. Roma se rompe la cabeza viendo cómo los sometes y ellos cada día ganan más en divertimento y en jodedera. Así sí vale la pena obtener el pasaporte de Seborga (cosa que se puede hacer haciendo la solicitud ante el Ministro de Emigración y esperando tiempo indefinido a que le toque el turno). Espero que les haya gustado la historia de Seborga y si quieren más información internet la tiene. Creo que la inmensa mayoría de la gente no sabe de la existencia de estos irreductibles contra el aburrimiento. En estos días eligen al nuevo Príncipe. Desde ahora le felicito y por la gracia de su poder oré en la bella iglesia barroca de Seborga en cuyos peldaños aparezco sentado abajo:
Principado de Seborga / Principato di Seborga, Liguria.