Cuando muere Bacon en 1992 su heredero universal, John Edwards, propone a la Tate de Londres la venta del estudio integral del artista que se había conservado intacto en South Kensington. Pero la Tate de Londres se puso a buscarle las cuatro patas al gato y entonces Edwards se hartó de la típica ambigüedad inglesa y se lo vendió a la Galería Municipal de Arte Moderno de Dublín. El estudio fue desmontado pieza por pieza y se respetó hasta en las colillas de cigarros el original de Londres. Hoy día todo esto y mucha obra del artista excéntrico (y el pintor más caro en vida en los 40-50) se halla en la Dublin City Gallery, después de pasar las salas del Hugh Lane en donde hay una buena colección de impresionistas franceses, entre otros.