Dos autores del Pen Club en el Centro Koubek de UM
El Nuevo Herald, miércoles 06 de abril del 2011
Por: Olga Connor
Dos actos de presentación de libros del PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio estuvieron patrocinados por el Koubek Center de la Universidad de Miami, y fueron celebrados en su anfiteatro, con la presencia de su director Pablo Chao. Uno fue convocado por la Editorial Silueta, otro por Legua Editorial y la Asociación Nacional de Educadores Cubano Americanos, NACAE. En ambos casos fue a local lleno. Ambos autores son muy apreciados entre los escritores y artistas de Miami: Juan Cueto-Roig y William Navarrete.
DIVINAS COSAS
Juan Cueto-Roig, quien presentaba su libro más reciente Esas divinas cosas: Tribulaciones y alegrías de un traductor, tuvo a Angel Cuadra, presidente del PEN Club, Rodolfo Martínez Sotomayor, escritor y presidente de la Editorial Silueta que lo publicó como libro bilingüe, y Carlos Pintado, poeta y traductor, como apreciadores de su vida y su obra. Ya se sabe de la afición de Cueto por la traducción y la poesía, y nos maravilla su talento y disciplina, pero sobre todo su sutileza al traducir y su tino en la selección de obras y autores.
Cuadra destacó que esta presentación es testimonio del Pen Club como foro de la libertad de expresión y promoción cultural del exilio. Sotomayor expresó que su curiosidad al leer el libro fue sustituida por un agradable placer. “Se encontraba allí lo que le gusta ver a todo curioso creador, una vivisección del proceso creativo; los avatares del escultor de palabras transferidas de otro idioma, que tal vez sin proponérselo ni decirlo alababa con su obra esa tesis de que toda traducción de poesía es en realidad una versión de la misma, un arte donde es necesario un buen poeta para que no se pierda el efecto original”.
Pintado manifestó que “Esas divinas cosas cruza el aro de fuero y llega, al otro lado, rozando la gloria”. Se refirió a las anteriores traducciones de Cueto de E.E. Cummings y confesó que le gustaron más que los originales. Luego hizo un paralelo entre “traductor y amante”, tomado de apuntes del autor sobre una frase de Gesualdo Bufalino, para regodearse en sus derivaciones: “la libertad que se toma para jugar con el ritmo, con la música, con las metáforas, la libertad de escoger los poemas que prefiere, porque toda traducción debe ser espontánea, por no hablar de los conocimientos poéticos o del lenguaje para luego acercarse, lupa en mano, para verlo diferente…”
Finalmente, Cueto, que no pierde su sentido del humor ni se arredra, comenzó por agradecer a sus amigos y luego se dedicó a leer algunos comentarios desagradables de sus enemigos, que aparecieron en el blog Cuba Inglesa, criticando sus anteriores traducciones de Cavafis, del inglés al español, en vez de ser del griego original, para aclarar después que las más de 50 traducciones que contiene este libro son todas hechas directamente del idioma original: el inglés; excepto dos: un epigrama latino, y una leyenda indo-americana, de cuyo lenguaje sólo conoce la palabra “micosukee”.
LA GEMA DE CUBAGUA
William Navarrete es uno de nuestros exiliados en París, Francia, nacionalizado en ese país, pero no deja de visitarnos por lo menos una o dos veces al año y está muy bien relacionado con todos los grupos literarios y artísticos de esta ciudad. Una buena representación de los mismos acudió a la presentación de su primera novela, La gema de Cubagua (Legua Editorial), que solamente con leer el primer capítulo, que el autor nos dejó oír en el acto, ya se da uno cuenta de que es un festín de risas, como diría Yolanda Cobelo, y de sonrisas, como escribiría Daniel Fernández en su apta reseña del Nuevo Herald.
Pablo Chao, director del Koubek, quien lamentaba en privado las últimas decisiones de la Universidad de Miami de cerrar ese recinto, cosa a la que deberíamos oponernos todos los hispanos de esta ciudad que se benefician de sus salones y teatro, abrió el acto destacando la labor que ha hecho el centro en los últimos 50 años. María Acosta, presidenta actual de la NACAE, expresó los objetivos de esta institución dedicada a las manifestaciones de la cultura. Grace Piney, directora de la colección cubana y latinoamericana de Legua Editorial, defendió la importancia del trabajo del editor. Y Angel Cuadra destacó el currículo de Navarrete, de obra amplia y diverso contenido. Nacido en Banes, pequeña ciudad en el Oriente de Cuba, que ha dado lo mismo a un Fulgencio Batista que a una familia Castro, ha escrito sobre la canción cubana y la música cubana en el exilio, el centenario de la república de Cuba, de los poetas cubanos en París, y poesía propia, así como libros sobre arte. Esto lo destacó también Cueto, pero más le impresionaba que su amigo fuera un bon vivant, viajero incansable, “lo cual es también un arte”.
Su experiencia en genealogía lo llevó a la creación de esta novela, dijo, ya que siendo su familia de Holguín, también en la provincia oriental de Cuba, se dio cuenta de que su antecesor era el colonizador González de Rivera, de quien prácticamente descienden todos los holguineros. Esto lo explicaría Navarrete, quien hizo la historia del colonizador y todos sus descendientes para placer de la concurrencia, quienes en la novela esperan “una mítica herencia”.
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Dos autores del PEN Club en el Koubek Center de la University of Miami"
El Nuevo Herald, Miami, 6 de abril de 2011 / © Olga Connor / El Nuevo Herald