A Garachico se le vino el volcán Negro encima en 1706. En aquel entonces dejó de ser el puerto más importante de la isla y sólo se salvó de la lava el Castillo (castillejo en realidad) de San Miguel. Luego reconstruyeron lo que pudieron y hoy día es un agradable pueblo con dimensión humana e ilustres palacetes como el de los Condes de La Gomera y el del Marqués de Quinta Roja. La Plaza de Arriba exhibe además de los mencionados palacetes, la Iglesia Santa Ana, el Convento San Francisco y una hermosa glorieta bajo frondosos árboles. La lava incandescente al entrar en contacto con el mar formó pocetas naturales donde la gente va a darse un chapuzón.
Nota: Víctor Hernández Martín, me escribe desde Garachico para aclararme que no sólo quedó en pie el Castillo San Miguel, después de la erupción, sino también la Ermita de los Reyes y la Parroquia San Pedro. Gracias.