Fundada en 1185, la abadía de monjas benedictinas Notre-Dame de la Fontaine Guérard pertenecía a la Orden de Cîteaux. Como ya se ha visto a lo largo de este blog, en Francia hay tantas abadías que la vida no alcanza para conocerlas todas. Ninguna exenta de magia, de historia y misterios:
Bienvenus à l'abbaye Notre-Dame de la Fontaine Guérard en Haute-Normandie.
La implacable Revolucion Francesa dejó su huella aquí.
La fachada posterior de la abadía Notre-Dame de la Fontaine Guérard
El dormitorio de la abadía acoge ahora una expo sobre el arte de fabricación de la cidra.
Pocas veces uno ve el nacimiento de una fuente. Aquí, la fuente que, para algunos, da nombre a la abadía (Fontaine Guérard, que en francés de la época significaba "curativa"), se halla en los jardines y el agua brota con persistencia y asombroso ritmo regular de la tierra. Un remolino de arena se forma alrededor de los orificios por los que sale el agua.
El yaciente de la pobre Marie de Ferrière, asesinada a principios del 1400. Cuando lean el cartel entenderán por qué digo pobre.
A unos 200 metros de la abadía esta extraña estructura: el esqueleto de un telar de fines del XIX. Construido por el baron Levavasseur, nunca llegó a funcionar porque un incendio la destruyó apenas inaugurado. Como una catedral postmodernista extrañamente hermosa se refleja en las aguas del riachuelo: