7 mars 2009

La Basílica románica de Paray-le-Monial



Aquí empezó el culto del Sagrado Corazón. La hija del notario real de Verosvres-en-Charollais, Marguerite-Marie Alacoque, entra como novicia, a los 24 años (1671) en el Convento de la Visitación de Paray-le-Monial. A partir de 1673, Sor Margarita María comienza a ser testigo de apariciones que no cesará de ver, periódicamente, hasta su muerte en 1690. Los mensajes recibidos (las revelaciones) comienzan a ser anotadas por ella y por su confesor, el Padre Claude de Colombières. El culto del Sagrado Corazón demorará más de un siglo en establecerse. Fue años después de la tormenta revolucionaria, en 1817, que Roma comienza el proceso de beatificación de la iluminada (culminará en 1864). Más tarde, en 1873 tiene lugar la primera gran peregrinación (30 000 personas) a Paray-le-Monial en la que se determinó la consagración de Francia al Sagrado Corazón, algo que confirmará el deseo nacional de construir en París, por cuestación popular, la gran basílica del Sacré-Cœur de Montmartre. En 1920, Margarita María será canonizada por el Vaticano.

Paray-le-Monial se convirtió así en uno de los lugares capitales del crsitianismo en Francia. Pero, mucho antes que todo esto, su gran basílica románica, construida entre en 1090 y 1109 por el gran abate de Cluny San Hugues, provocaba admiración por la pureza de sus líneas, la vertiginosa altura y su majestuosa presencia a orillas del canal de Bourbince. Esa basílica permite imaginar lo que fue, en su tiempo, la Abadía de Cluny (destruida en un 80% por las hordas revolucionarias y saqueada por la vecinería a principios del XIX). En Paray-le-Monial, capiteles historiados del siglo XII, un fresco en el altar mayor del siglo XIX, tres niveles de la nave, nártex de exquisita decoración y una sensación de paz en la que el número 3 ritma todos los detalles estructurales, forman parte de un conjunto grandioso: