20 févr. 2008

Primero se caen las torres


No se cayó. Ni lo cayeron. La verdad es que no sé para qué sirve toda esa retahíla de orishas, cazuelas, danzas rituales y todo el abigarrado panteón sincrético cubano de espiritismo, magia negra, santos apostólicos y hasta almas chinas en pena. Porque, después de todo, tras casi 50 años de mangoneo y humillación (caso único en el continente americano y única cosa de la que sí podríamos jactarnos) merecíamos (?) otro final. La única caída que padeció no pasó de un traspiés público en Santa Clara. Por eso, la noticia no me da ni frío ni calor. Vamos, que yo esperaba, como esperaron mis antepasados en la Isla, el grito de júbilo callejero, tan cubano, de se cayó Fulano. Pero ni eso. Se retira muy campante y si así lo decide y hace es porque sabe que ni siquiera necesita de la inmunidad presidencial que lo ampare en cualquier querella judicial que le monten por su larga lista de crímenes, atropellos e ignominia. Quiere esto decir que no hay nada que podamos hacer para que pague el daño. El terrible daño. El doloroso daño. La frustración de miles y miles de cubanos que han visto a los suyos morir lejos, morir humillados y, para colmos, morir como perros y gatos. Por eso prefiero el silencio. Me siento más digno en el silencio. Porque una vez más la burla nos acecha. Retirarse después de 48 años de poder deleznable lo dignifica ante los ojos del mundo. Es su mejor coartada. Para que digan: "¡mira qué juicioso!, ¡qué comprensivo y generoso!" "¡Miren qué bien, qué magnánimo, él que hubiera podido pagarse el mismo lujo que Franco!" Y una vez más el mundo encontrará pretextos para ensalzarlo, ese mismo mundo que ya lo dignificaba desde antes, aunque se pavoneara revólver en mano y látigo en alto sembrando la discordia en todas partes. ¿Alguien puede citarme tan siquiera un sólo "politólogo" cubano – de esos dados a cacarear hasta el más mínimo frente frío–, que haya previsto semejante desenlace? ¿Alguien dijo: "terminará retirándose"? No recuerdo absolutamente a nadie. Contrariamente, sí recuerdo y mucho la frase contraria: "ése se muere en el poder". O sea, que ni para predecir se ha sido bueno.
Así que no veo con claridad qué es lo yo pudiera festejar. Más posibilidades de caerse tienen esas torres que acabo de retratar en Bolonia que los cubanos de esperar que el destino nos haga justicia. Y lo peor: desde que supe de su jubilación me aturde la manida frase esa de que "cada pueblo tiene lo que se merece". Nosotros, tal parece, merecemos todavía más escarnio. Porque al parecer también debe ser cierto aquello de que casi siempre pagan justos por pecadores.