24 févr. 2008

Sottoportegos, amigos, poesía…


Dejo atrás Bolonia. Regreso a París. Me encuentro con Ladislao Aguado (de la revista Otro Lunes) en un restaurante marroquí. Se habla de literatura y de sabores bereberes. Ceno en casa de José y Chantal Triana junto a Regina Maestri, Regina Ávila y Tania Galindo. Descubro un maravilloso libro que Iván González Cruz hizo sobre Lezama a partir de cartas que el inquilino de Trocadero 162 recibiera de parte de sus amigos. Me emociona ver entre las manuscritas en facsímiles una que le escribiera Chantal Triana, de caligrafía y cariño exquisitos. Pepe es responsable del mejor flan de limón que mi memoria recuerda. Tengo el buzón electrónico invadido. Un tal Aurelio No Sé Qué se ha dado gusto mandando emilios absurdos de una abracadabrante postulación como delegado de Diez de Octubre y Presidente de Cuba… desde Miami. El tipo tiene todas las de un choteador del peor gusto, pero lo malo es que el tingladito que se montó se lo toma en serio. Presiento que no es el único que ha perdido el tino en estos tiempos.