Los González-Llorente
descienden de una vieja familia gaditana llegada Cuba a mediados del siglo
XVIII. Los primeros que se instalaron en Cuba eran los hermanos Alonso y José
González-Llorente y Rodríguez quienes estaban establecidos en Bogotá, ciudad
que cambiaron por La Habana tras la revolución independentista de la Nueva
Granada, en 1810.
Los obituarios tal y como se
conciben, con sucesión de fechas, datos, obra, etc. me han parecido siempre de
lo más insulsos. De hecho, no suelo escribirlos, sino que más bien espero a que
llegue el momento de evocar la pérdida de la persona, el día en que
espontáneamente siento que me corresponde hacerlo. José Manuel fue cómplice de
presentaciones y actividades literarias en Miami. En una ocasión publicó en la
colección La Biblioteca de la Libertad una obra de ensayos con respecto a las
bibliotecas independientes cubanas titulada Voces tras las rejas (2004)
y me invitó a escribir un artículo que titulé Europa: el fin del letargo
que fue publicado en ese libro. Más tarde, en agosto del 2005, íbamos a
presentar el poemario de Regis Iglesias Ramírez Historias gentiles antes de
la Resurrección cuando el ciclón Katrina, de paso por Miami, nos obligó a
suspender la actividad. José Miguel removió cielo y tierra para que el poemario
del poeta, entonces cautivo en una cárcel cubana, no pasara al olvido y
coordinó entonces, casi en estado de emergencia, una presentación en los
antiguos locales del Directorio Democrático, en Miller Drive, en donde junto a
Janisset Rivero y el escritor Manuel Vázquez Portal pudimos presentarlo el 30
de agosto de 2005. Un año después, cuando publiqué Catalejo en lontananza
(Valencia, 2006), la antología de mis crónicas y artículos periodísticos de
tema cubana en un mismo volumen José Manuel coordinó su presentación en el
ICCAS de la Universidad de Miami y escribió un hermoso texto titulado Un catalejo que es también lupa, microscopio y anteojo del futuro, leído
aquella tarde de julio de 2006.
Ahora que rememoro nuestra
amistad a evocar también algunos momentos relacionados con mi libro Catalejo en
lontananza porque sobre él escribió José Miguel el hermoso texto que
mencioné antes. A pesar de ser tan distantes en cuanto a generaciones y
vivencias siempre fluyó entre nosotros la amistad como si hubiésemos nos
conociésemos desde la infancia. Yo desalmidonaba la seriedad con que José
Manuel trataba ciertos temas y él no paraba de reírse de mis ocurrencias e
irreverencias. A cambio, recibí el justo valor de la objetividad y la mesura
cuando de opinar se trata. Digamos que, durante el tiempo que le frecuenté y
las muchas ocasiones que hablamos conocí muchas de las enseñanzas que él adquirió
con los jesuitas pero, sobre todo, con la vida.
Catalejo en lontananza. Crónicas cubanas. 1995-2005, con portada del fotógrafo de Roberto Marquino, Ed. Advana Vieja, Valencia, 2006, 312 páginas.
Afiche de la presentación de Catalejo en lontananza
en la 37 Feria del Libro de Valencia
El 29 de abril de 2006 presenté Catalejo en
lontananza junto al editor Fabio Murrieta en la 37 edición de la Feria del
Libro de Valencia (la más antigua de España)
El periodista y poeta Manuel Vázquez Portal
escribió este artículo sobre mi libro en El Nuevo Herald, 20 de junio de 2006.
Olga Connor escribe también en El Nuevo Herald una crónica tras la presentación de Catalejo en lontananza. El Nuevo Herald, 1 de agosto de 2006.
Presentación de mi libro Catalejo en lontananza en
el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-americanos de la University of Miami,
el 27 de julio de 2006, por Soren Triff y José M. González-Llorente
Diario Las Américas, Miami, 26 de agosto de 2006, presentación de Catalejo en lontananza en la Casa
Bacardí, aparecen en las fotos Soren Triff, José Manuel González-Llorente, Armando Cobelo, Yolanda del Castillo, Lourdes Abascal y Eduardo Zayas-Bazán Loret de Mola.