Cada día un nuevo rincón, un monumento celebrado o célebre, una visión como un relámpago que a veces no se puede o no debe apresarse por un lente, sino por la memoria. No sé si la vida alcanza para ver todo lo que deberíamos ver. Vivimos sin fronteras, llegamos con una rapidez, impensable antes, a donde queremos. La única frontera que no podremos vencer nunca es el tiempo. Por eso digo siempre: pobres de aquellos que pudiendo ver con sus propios ojos la maravilla del mundo no encuentran fuerza o tal vez suficiente interés para emprender los infinitos caminos que nos conducen por los siempre floridos jardines del puro éxtasis.
La Giralda desde el piso superior del hotel EME
La Iglesia del Carmen
Las murallas de Sevilla
Siempre cundida de fieles la Iglesia de la Macarena
Para los que me preguntaron si no fui a ver a la
Macarena ahí la tienen
La Alameda de Hércules
La Iglesia y Plaza del Gran Poder
Las fachadas de las casas del centro se convierten
en altares gigantes para recibir la importante procesión del Corpus Christi
Jardines de Murillo
La famosa Puerta de la Carne
Casa Pinelo
El fabuloso patio renacentista (siglo XVI, primer tercio) de la Casa Pinelo
En Sevilla siempre algo nos sorprende al doblar una esquina
El Alfonso XIII es el hotel más lujoso de Sevilla.
La decoración que ha literalmente sufrido en épocas recientes es del peor gusto
imaginable. No hay un mueble contemporáneo que valga un marevedí. Averiguando
me entero que el hotel pertenece al grupo de Starbucks Coffee. Sobran los comentarios, abundan las razones del mal gusto.
La plaza semicircular del Cabildo (bastante subutilizada, por cierto) es un lugar apacible en el barrio del Arenal para ponerse a la sombra y bajo el frescor cuando el horno estival se dispara
El Palacio Arzobispal atesora en su archivo los
libros de matrimonios de todas las iglesias de Sevilla
La Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, imponente
edificio del siglo XVIII, es la sede de la actual Universidad. Los espectros de
las cigarreras de otros tiempos, como la célebre de Bizet, merodean por
pasillos interminables.
Me imagino que habrá mejores modos de recorrer el
Guadalquivir, pero como dice el dicho: del lobo un pelo.
A las bodas de la Capilla del Sagrario de la
Catedral de Sevilla se asiste ellas van de mantilla y peineta
La ultrabarroca iglesia de San José, en la calle
Jovellanos, en el corazón del casco antiguo de Sevilla, comenzada en 1699, es
una oda al horror vacui o kenofobia.
El Cronómetro, uno de los últimos comercios de
antaño que ha sobrevivido en la calle Sierpes
La Campana, al principio (o al final) de la calle
Sierpes, fundada en 1885, sigue produciendo el mejor tocino del cielo de
Sevilla