Tiempo estival. Este week-end es largo porque el viernes es feriado (como fue feriado también el viernes pasado). Uno por el fin de la II Guerra, el otro por los trabajadores.
Quedarse en París no vale la pena. La ciudad se repleta con la gente de las afueras y al final se pone igual que un día laboral cualquiera.
De modo que, mapa en mano y un dedo que se pasea hasta que cae en la región del Val d'Oise, célebre porque aquí esta Auvers sur Oise, donde Van Gogh estuvo viviendo, pintando y donde están enterrados él y su hermano Théo (pero ya he ido xx cantidad de veces); también esta la Abadía de Royaumont, un sitio mágico muy cerca de Senlis y Chantilly (pero ya me los conozco de memoria); el Castillo de Ecouen, una maravilla del Renacimiento construido por Anne de Montmorency que atesora el museo de este estilo (también he estado); Pontoise, donde vivió Pissarro, con el museo dedicado a este artista impresionista (lo he visto dos veces), ... Y es que a veces uno va por curiosidad a un sitio y luego uno regresa varias veces acompañando a amigos que vienen de turismo a Francia. O sea que, con el tiempo (y ya casi son dos décadas) empiezan a escasear las novedades.
Pero como siempre quedará algo nuevo, recordé que nunca había estado en la casa de Jean-Jacques Rousseau, en Montmorency; ni en L'Isle-Adam, una ciudad que fue aristocrática y que perteneció a los Príncipes de Conti, a orillas del Oise. También recordé que nunca había visitado la Abadía de Maubuisson, fundada por Blanca de Castilla, en 1236. Asi que...
Jean-Jacques Rousseau, en Mont-Louis, Montmorency:
En esta casa muy modesta (era mucho más simple que lo que vemos ahora) vivió Rousseau 5 años a partir de 1756.
Rousseau se ganaba la vida como copista de partituras musicales. En esta casa escribió "La Nouvelle Héloïse", "Du contrat social" y, sobre todo "Emile", obra que le costó el exilio en el Cantón de Ginebra, donde había nacido en el seno de una familia de relojeros y a donde tuvo que regresar (hasta que también lo sacaron a pedradas de allí) huyendo de la condena dictada por el Parlamento de París en 1762. En un cobertizo de piedra que llaman exageradamente "donjon", al final de este jardín, escribió su "Lettre a d'Alembert sur les spectacles", parte de sus "Confesiones", etc.
Gracias a un acta notarial establecida por el filósofo del Siglo de las Luces en 1758 se pudo reconstituir con fidelidad el ambiente rústico, simple y bucólico en que vivía Rousseau en este periodo de su vida.
El famoso retrato de Rousseau realizado por Quentin de La Tour en 1764. La guía nos contó que el Ayuntamiento de Montmorency lo compró en el 2007 en una subasta en Sotheby's por 145 000 euros. La historia de este pastel es larguísima y muy azarosa. No tengo ganas de contarla ahora. Quedé mareado con los mas ínfimos detalles contados por la guía quien le dedicó como 15 minutos al tema.
Por último la "alcôve" de Rousseau, o sea, esta cama empotrada que en francés se llama así y que nada tiene que ver con el arcaismo alcoba en castellano.
Mañana continúo con otros sitios del Val d'Oise...