Aquí no se ve desfile alguno que no sea el de los alcatraces y el de las barcas de colores de los pescadores bretones. Ese desfile de la vida colma y apacigua todo.
Junto con Carnac y sus célebres menhires (post de ayer), Locmariaquer ofrece un sinfín de túmulos, dólmenes, menhires, crónlechs, todo un universo de leyendas celtas prehistóricas del que me complace dejar algunas imágenes:
La ensenada de Locmariaquer. Los colores cambian como en un caleidoscopio. El tiempo inestable de la zona hace que pasemos de la negrura al sol en fracciones de segundos:
El dolmen del Mané Réthual, al final de un sendero que atraviesa el patio de varias casas de Locmariaquer. Se compone de dos estancias al final de un largo pasillo de 11 metros:
El túmulo de Er Grah y el Gran Menhir Partido, en Locmariaquer, datan del 5 500 adC. Es el menhir más alto de Bretaña (20,6 metros). Se ignora cuando se partió o si lo partieron adrede. Incluso se cree que en el momento de eregirlo se cayó y quedó dividido en tres partes:
El túmulo de Mané-Lud, en un promontorio, data del 3 000 adC. Dos hileras de menhires lo sostienen. En el centro del cairn se halló una sepultura con una pareja enterrada, sílex y fragmentos de vasijas:
En Locmariaquer, vistas de la iglesia de Notre-Dame-de-Kerdro, las casas, los setos floridos de lilas, camelias, retama, etc. y hasta las tumbas del cementerio local en donde el menhir no puede faltar:
En Saint-Philibert, el caserío de la proxima península entre Locmariaquer y La Trinité-sur-Mer:
