La Corniche d'Or lleva bien su nombre. Atraviesa el Macizo del Esterel, bordeando esta costa casi virgen entre Fréjus y Cannes, en el departamento francés del Var. Las rocas son rojas y el origen geológico volcánico. El Cap Roux, Agay, la calanque de Maubois, la playa de Abel Baliff ... sitios paradisíacos. Poca gente en las playas porque la única forma de acceder es el coche y porque son pocos los sitios donde es posible estacionar. El resultado es un ambiente de tarjeta postal, tranquilidad absoluta, aguas cristalinas, playas limpias, pocos bañistas, ningún ruido. Hasta los que vienen en barco parecen respetar el medio ambiente porque no se ve en las costas esa sospechosa espuma que muchas veces proviene de los productos con que le sacan brillo a las cubiertas de los yates.
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28 juin 2012
Cap Roux, L'Esterel, la plage - dans le Var
© Fotos William Navarrete
La Corniche d'Or lleva bien su nombre. Atraviesa el Macizo del Esterel, bordeando esta costa casi virgen entre Fréjus y Cannes, en el departamento francés del Var. Las rocas son rojas y el origen geológico volcánico. El Cap Roux, Agay, la calanque de Maubois, la playa de Abel Baliff ... sitios paradisíacos. Poca gente en las playas porque la única forma de acceder es el coche y porque son pocos los sitios donde es posible estacionar. El resultado es un ambiente de tarjeta postal, tranquilidad absoluta, aguas cristalinas, playas limpias, pocos bañistas, ningún ruido. Hasta los que vienen en barco parecen respetar el medio ambiente porque no se ve en las costas esa sospechosa espuma que muchas veces proviene de los productos con que le sacan brillo a las cubiertas de los yates.
La Corniche d'Or lleva bien su nombre. Atraviesa el Macizo del Esterel, bordeando esta costa casi virgen entre Fréjus y Cannes, en el departamento francés del Var. Las rocas son rojas y el origen geológico volcánico. El Cap Roux, Agay, la calanque de Maubois, la playa de Abel Baliff ... sitios paradisíacos. Poca gente en las playas porque la única forma de acceder es el coche y porque son pocos los sitios donde es posible estacionar. El resultado es un ambiente de tarjeta postal, tranquilidad absoluta, aguas cristalinas, playas limpias, pocos bañistas, ningún ruido. Hasta los que vienen en barco parecen respetar el medio ambiente porque no se ve en las costas esa sospechosa espuma que muchas veces proviene de los productos con que le sacan brillo a las cubiertas de los yates.
14 mai 2012
Las Bardenas Reales - Navarra
© Fotos William Navarrete
Entramos a Navarra por las Bardenas Reales, un territorio árido, en que la erosión del viento ha creado un paisaje de cañones que recuerdan modestamente a sus homólogos de Estados Unidos. Viajar por las Bardenas puede ser peligroso y hay pistas en las que es mejor no aventurarse si no se tiene un buen mapa porque no conducen a sitio alguno y se puede dar vueltas en redondo hasta el agotamiento. Se necesitan además muy buenos neumáticos y suficiente agua y alimentos pues nada de esto existe en kilómetros a la redonda. Tuvimos suerte de recorrerlas después de que había llovido - hecho excepcional - la víspera. En medio de ese desierto, en que à perte de vue no hay habitaciones ni elemento líquido alguno, se forman charcos (segunda foto) cuando llueve. Dado la temperatura elevada de ese sitio y el sol a todo dar con que transcurren los días los charcos duran muy poco. Sin embargo, en ellos había gran cantidad de ranas y desde entonces me pregunto de dónde salieron y a dónde van en cuanto se seque todo. Tal ha sido (y no otra) mi gran preocupación en ese día y hasta la fecha sigo sin dar con la clave que me resuelva el enigma.
Entramos a Navarra por las Bardenas Reales, un territorio árido, en que la erosión del viento ha creado un paisaje de cañones que recuerdan modestamente a sus homólogos de Estados Unidos. Viajar por las Bardenas puede ser peligroso y hay pistas en las que es mejor no aventurarse si no se tiene un buen mapa porque no conducen a sitio alguno y se puede dar vueltas en redondo hasta el agotamiento. Se necesitan además muy buenos neumáticos y suficiente agua y alimentos pues nada de esto existe en kilómetros a la redonda. Tuvimos suerte de recorrerlas después de que había llovido - hecho excepcional - la víspera. En medio de ese desierto, en que à perte de vue no hay habitaciones ni elemento líquido alguno, se forman charcos (segunda foto) cuando llueve. Dado la temperatura elevada de ese sitio y el sol a todo dar con que transcurren los días los charcos duran muy poco. Sin embargo, en ellos había gran cantidad de ranas y desde entonces me pregunto de dónde salieron y a dónde van en cuanto se seque todo. Tal ha sido (y no otra) mi gran preocupación en ese día y hasta la fecha sigo sin dar con la clave que me resuelva el enigma.
Un puntico en la soledad e inmensidad del desierto de las Bardenas Reales
La ermita de Nuestra Señora del Yugo es el preámbulo de las Bardenas Reales
12 mai 2012
El parque natural del Monasterio de Piedra
© Fotos William Navarrete
Si el Monasterio de Piedra es
una joya del cisterciense (entrada anterior), el parque del monasterio es un portento de la
naturaleza. Son necesarias tres horas mínimo para recorrerlo todo, pero el
resultado es muy gratificante. Cascadas de hasta 50 metros de altura (como la de
la Cola de Caballo), lagos hermosísimos (como el del Espejo), chorros,
riachuelos, miradores, bosques de ribera, desfiladeros..., han sido creados por
el río Piedra a lo largo de siglos en este insólito e inesperado lugar. La gente se queja del precio (13, 50 euros
con el monasterio incluido) sin que tomen en cuenta lo que debe costar el
mantenimiento de un lugar como ese. Sin ir más lejos, durante mi visita pude
observar como grupos de adolescentes daban de comer "comida basura"
(chips y toda esa porquería) a las carpas del Lago del Espejo y como dejaban,
tras su paso, tiradas donde quiera, las bolsas vacías de sus envenenadas papitas fritas. Aunque
está prohibido entrar comida al sitio, el personal no revisa las bolsas y mochilas en la
entrada y la gente hace lo que le da la gana. Y es una pena porque el sitio
merece especial cuidado de parte de todos. En Francia en un sitio como ese los controles destinados a protegerlo serían draconianos.
25 févr. 2012
Monschau - Renania (Alemania)
© Fotos William Navarrete
Nieve por todas partes. Los bosques de Westfalia-Renania con manto blanco. La llegada a Monschau, una aldea de cuento de hadas en el fondo de un valle y al pie de un castillo medieval ha sido memorable. Las gomas de invierno ayudan, pero persiste el riesgo de salirse del borde. El pueblo es muy pintoresco. En esta época del año somos amos y señores del sitio.



Nieve por todas partes. Los bosques de Westfalia-Renania con manto blanco. La llegada a Monschau, una aldea de cuento de hadas en el fondo de un valle y al pie de un castillo medieval ha sido memorable. Las gomas de invierno ayudan, pero persiste el riesgo de salirse del borde. El pueblo es muy pintoresco. En esta época del año somos amos y señores del sitio.
28 août 2011
La cascada de Clans - Alpes franceses
© Fotos William Navarrete
Se acerca el fin del verano y en lugar de buscarse motivos de estrés cada cual debería sacar el máximo provecho de los ultimos días que le quedan a agosto. Mi lema siempre ha sido: "cada verano mejor que el anterior". Y así ha sido desde siempre. Hemos venido a Clans para visitar capillas medievales con frescos del siglo XI (de eso haré un post después) y, sin pretenderlo, caímos en un río que viaja desde los Alpes formando cascadas hasta fundir sus aguas cristalinas con las de otro mas caudaloso llamado La Tinée, que a su vez termina en el llamado Var y éste desemboca en el Côte d'Azur. La cascada (o las cascadas, pues hay varias) se hallan en intrincados parajes al pie de la carretera que sube serpenteando hasta Clans. Las descubrimos por el ruido del agua al caer cuando nos detuvimos para visitar la capilla campestre de San Sebastián. La cascada no esta señalizada y el sendero para llegar hasta ella bordea un barranco y no tiene barreras de protección. Así y todo, vale la pena el riesgo porque el sitio es paradisíaco, salvaje y no hay ni un alma en todo aquello. Contrario a otros ríos alpinos éste tiene el agua menos fría. Tal vez sea porque el termómetro marcaba 35 °C.
La petite chapelle champêtre de Saint-Sébastien, sur la route de Clans.
Le village perché de Clans (Alpes-Maritimes), depuis la route.
Le ruisseau de Clans descend jusqu'à La Tinée formant de petites et grandes chutes d'eau tout au long de son parcours. / © Photo P. Bignami
L'une de cascades.. des eaux pures et cristallines. / © Photo P. Bignami
Se acerca el fin del verano y en lugar de buscarse motivos de estrés cada cual debería sacar el máximo provecho de los ultimos días que le quedan a agosto. Mi lema siempre ha sido: "cada verano mejor que el anterior". Y así ha sido desde siempre. Hemos venido a Clans para visitar capillas medievales con frescos del siglo XI (de eso haré un post después) y, sin pretenderlo, caímos en un río que viaja desde los Alpes formando cascadas hasta fundir sus aguas cristalinas con las de otro mas caudaloso llamado La Tinée, que a su vez termina en el llamado Var y éste desemboca en el Côte d'Azur. La cascada (o las cascadas, pues hay varias) se hallan en intrincados parajes al pie de la carretera que sube serpenteando hasta Clans. Las descubrimos por el ruido del agua al caer cuando nos detuvimos para visitar la capilla campestre de San Sebastián. La cascada no esta señalizada y el sendero para llegar hasta ella bordea un barranco y no tiene barreras de protección. Así y todo, vale la pena el riesgo porque el sitio es paradisíaco, salvaje y no hay ni un alma en todo aquello. Contrario a otros ríos alpinos éste tiene el agua menos fría. Tal vez sea porque el termómetro marcaba 35 °C.
23 août 2011
En el Pais de Fayenza
© Fotos William Navarrete
Grandiosos paisajes los del paraje conocido como Pays de Fayence, en la trastierra provenzal. Pueblos que reviven con los calores del verano y acogen a quienes huyen del calor y la agitación de la Costa. Aquí el turismo no tiene nada que ver con la chancleta y el bronceador. Naturaleza en su máximo esplendor. Concierto de cigarras. Comidas casera a la sombra de centanarios plátanos. Manantiales de agua pura, fuentes inagotables.
La chapelle de Saint-Barthélemy, en Montauroux, fue restaurada en la década de 1950 por Christian Dior cuando el célebre costurero vivía en su castillo de La Colle Noire, a la salida del pueblo.
Montauroux: balcón con vista que cubre buena parte del Massif des Maures (Macizo de los Moros).

El castillo medieval de Callian, siglo XII, restaurado de su bolsillo por el escultor belga Henry Brifaut.

La Rochetaillée, acueducto romano tallado en la roca (como lo indica su nombre), canalizaba el agua desde los altos Alpes hasta el pueblo de Fréjus, a orillas del Mediterráneo.
Un castillo (privado) típico de Provenza, camino de Mons, en medio de pinares al pie de los Alpes.

Desde Mons, en determinada época del año, con cielo muy claro, se divisa Córcega. Con un tiempo como el de hoy, se pueden ver el Macizo del Esterel, Saint-Tropez y la bahía de Cannes con las islas Lérins.
Fayence es un típico pueblo provenzal, cuyos orígenes medievales coinciden con la aparición de los primeros hornos de este tipo de cerámica (originaria de la ciudad italiana de Faenza) a la que debe su nombre.
Grandiosos paisajes los del paraje conocido como Pays de Fayence, en la trastierra provenzal. Pueblos que reviven con los calores del verano y acogen a quienes huyen del calor y la agitación de la Costa. Aquí el turismo no tiene nada que ver con la chancleta y el bronceador. Naturaleza en su máximo esplendor. Concierto de cigarras. Comidas casera a la sombra de centanarios plátanos. Manantiales de agua pura, fuentes inagotables.
El castillo medieval de Callian, siglo XII, restaurado de su bolsillo por el escultor belga Henry Brifaut.
Callian.
Mons, à 900 metros de altitud.
23 juil. 2011
Niza
Lo que le espera a mi amiga Eyda por hacerme caso y venir a pasarse unos días conmigo en casa... Le doy un adelanto: Niza, retratada hoy por mí, desde la colline du Château. Dicen por ahí que en el resto de Francia las condiciones meteorólogicas son otoñales. Deberían decir "otoñales parisinas" porque en la Riviera, incluso en pleno invierno, todo sigue como en las fotos.
No soy dado a las necrológicas. Ya lo he dicho. Los pésames en su momento, sin pujarlos, que salgan cuando salgan, sinceros, espontáneos, a veces en forma de poema, a veces en una dedicatoria, corta o larga, un año después, dos, tres... Los necesarios. Hoy la pop se viste de luto pues la que mejor (mejor y magistralmente) lo había hecho en el siglo XXI ya no estará más: Amy Winehouse (qepd).




No soy dado a las necrológicas. Ya lo he dicho. Los pésames en su momento, sin pujarlos, que salgan cuando salgan, sinceros, espontáneos, a veces en forma de poema, a veces en una dedicatoria, corta o larga, un año después, dos, tres... Los necesarios. Hoy la pop se viste de luto pues la que mejor (mejor y magistralmente) lo había hecho en el siglo XXI ya no estará más: Amy Winehouse (qepd).
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