22 mars 2010

Strasbourg / Estrasburgo - Alsacia

Nuestra llegada a Strasbourg (cuarta visita en mi caso) esta vez con circuito organizado por Eyda Machín y su asociación Livres et Lieux. Una de las ventajas de este viaje es que por primera vez no he tenido que ocuparme de nada. En principio y como principio, detesto los circuitos organizados y supeditarme a lo que ya está programado de antemano por otra persona, pero he de reconocer que, de vez en cuando, es una maravilla dejarse llevar y no tener pensar en dónde comeremos esta noche, a qué hora cerrarán tal lugar, etc... sobre todo si la organizadora se llama, como dije, Eyda Machin(e). Suelo ser bastante indisciplinado en los circuitos preestablecidos, las pocas veces que los he tenido que aceptar es viajando por América Latina con mi madre (Guatemala, Honduras, Costa Rica, Colombia, etc, etc.) porque para ella es imposible viajar con la misma libertad con que lo hago yo y porque América Latina está en candela y más vale andarse por camino trillado que no por atajo ni vereda. Pero aun así siempre he roto el contrato y he terminando cambiando el orden de las visitas, el contenido de las mismas, quitando, poniendo o faltando a citas con el tour operador para ir a otras partes por mi propia cuenta. Quiere esto decir, que todo lo que visité esta vez (y mostraré) no fue escogido por mí. Aun así, descubrí lugares absolutamente maravillosos en los que nunca había estado: el Museo de Bellas Artes (Palacio de Rohan, Estrasburgo) y el Monte Santa Odile, al Este de Obernai. Vi unos cielos mutantes que todavía pienso en ellos.



Toda visita que se respete comienza, como la nuestra, por la sede del Parlamento Europeo, uno de los sitios más aburridos de la Historia, en donde se hablan, también, las boberías más grandes de la historia, y en donde se va por tuberías el dinero (que pagamos los contribuyentes) porque hay que traducir hasta el más mínimo estornudo en corso, catalán, atlántido, dialecto vernacular de los confines de Escocia y liliputés, lenguas casi todas en vías de extinción, por obra y gracia del Templo de Babel; amén de otras extravagancias de las que estoy muy bien informado, pero de las que prefiero no hablar (ni pensar) porque mi objetivo en la vida es pasarla extremadamente bien, tal y como hacen los que dicen gobernarnos fingiendo que están de lo más preocupados con esto y con aquello cuando en realidad lo que piensan es en lo bien que la van a pasar mañana... Claro, que ellos tienen que guardar la forma pero yo absolutamente ninguna. Que no es lo mismo estar detrás del palo, que hacerse el que se está detrás del palo, que no estarlo para evitarlo o para no darse todos los días el mismo masoquista matracazo. Por eso, sabiamente, no nos bajamos del bus y con desgano le tiré una foto a través de la ventanilla semiopaca del bus, sólo para introducir este retenido comentario.

Luego: La Petite France, el célebre barrio medieval de Estrasburgo, entre aguas, con casas de viguería aparente, la Maison du Tanneur, el puente giratorio, el llamado puente cubierto, etc, etc., Patrimonio Mundial de la Humanidad. En verano, con las ventanas floridas, la visión es mucho más risueña, por supuesto, pero también la multitud puede ser agobiante.