Ayer, en Falaise, la ciudadela donde nació Guillermo el Conquistador (Falaise, 1027-Ruán 1087), el bastardo fruto de los amores de Roberto el Magnífico y una campesina de Falaise llamada Arlette. La susodicha era muy habilidosa. Tanto, que se ponía a enseñar las piernas al pie de los acantilados (falaises) rocosos sobre los que se erigía (aún hoy) majestuoso el castillo. Roberto que la miraba desde las aspilleras enseguida se antojó. Y ella, la verdad, que no se hizo rogar. A todas estas cuando Guillermo nació, ella (que de boba ya vemos no tenía ni un pelo, y menos las piernas), le contó al Rey que había soñado que de su vientre nacía un bosque gigantesco que se extendía sobre la Normandía e Inglaterra. Una astuta manera de decirle al Rey que el hijo en común, aunque bastardo, estaba llamado a cumplir el sueño de los duques normandos: unificar el ducado y ocupar Inglaterra. El caso es que a Guillermo se le puso la cosa difícil cuando murió el Rey en el año 1035. Tuvo que vagabundear un poco y andarse con mucho cuidado porque los barones normandos ambicionaban el trono y estaban dispuestos a eliminarlo en el primer descuido. A los 19 años, gracias a la ayuda de Henri I de Francia, Guillermo logra, con las armas, acabar con el complot permanente de los barones de la vieja nobleza. Cuando en el año 1066 desembarca en Inglaterra y vence al Rey de los ingleses en la batalla de Hasting, ya ha podido ocupar y pacificar todo el Ducado de Normandía.
Aquí les dejo las fotos del Château de Guillaume le Conquérant, en Falaise, otras fotos de la ciudad y una curiosidad de la que me enteré durante la visita del Castillo. No voy a contar todos los bretes de su restauración (por Bruno Decaris) porque eso lo encuentran (los interesados en criterios de restauración) en la Red.
Nota: Al final de las imágenes una nota gastronómica. Que no todo puede ser guerra, armas y lanzacojones…
La nota gastronómica: Hay en Falaise un restaurante llamado La Fine Fourchette. Cuando uno termina de comer queda convencido (si inteligentemente ya no lo estaba) de la aplastante superioridad gastronómica de Francia. Les advierto que el servicio es "a la por último y tercero el de carnes rojas (de caza o de crianza). No voy a hablarles de los postres, mignardises, horsd'œuvres, etc., etc. porque a lo mejor va y algunos no han comido todavía. Créanme que deben apuntar el nombre y si pasan por ahí… ya saben. Eso sí: no coman en todo el día. Después de esto si mis amigas feministas no me invitan al "autodafé del lanzacojones" me da lo mismo.