Desde Nueva York y de paso por París rumbo a Roma, el amigo Rafael Rodríguez me dedica el libro que ha publicado con la obra escrita de su madre, la poetisa y pianista cubana Carmela Valdés-Gallol, nacida en La Habana, en 1917. El libro póstumo reúne textos (diarios) escritos por la autora en 1934, cuentos escritos en exilio y poemas en prosa de diferentes periodos de su vida y que no aparecen en su poemario publicado en Nueva York, en 1978. Sobre ella expresó el poeta Eugenio Florit: "Su espíritu sigue siendo como aquel de sus primeros pasos de 1936: un fino y comprensivo estar entre las cosas, un preciso modo de captar momentos de su fantasía". También el Premio Nacional de Literatura en Estados Unidos Carlos Eire al recibir este libro expresó que "leerlo es un deleite y una ventana a un mundo que ha desaparecido". Durante su estancia en Cuba, el Premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez escribió, refiriéndose a la autora", que "su prematuro estilo abundante funde la imagen del mundo con la melodía del alma en una armoniosa, delicada e inédita figuración".
Con esta version bilingüe en inglés y castellano, Rafael Rodríguez - quien ha sido jefe de proyectos durante años para Naciones Unidas y ahora dirige su propia agencia de traducciones -, ha querido reunir la obra de su madre y recordar la década de 1930 en Cuba. El libro ofrece gran cantidad de fotografías, recortes de prensa, partituras, cartas facsimilares, afiches y anuncios de esa época. También de París, donde vivio con sus padres y sus hermanos entre 1961-1966.
En un café de París Rafael Rodríguez me dedica la obra de su madre que acaba de publicar.