Bruselas es una de esas ciudades que uno nunca acaba de conocer. Siempre volvemos a ella, pero siempre dejamos cosas por ver. Son causas pendientes. Puntos suspensivos similares a los que cuelgan todavía de la confusa situación identitaria belga. La ciudad es el centro político de Europa, pero pocas veces se le considera como destino turístico, a pesar de sus incuestionables tesoros. Casi siempre se viene por razones concretas. Esta vez todo sin prisa, sin mapa y sin objetivo.
Bruxelles, lumière du nord.
Le Parc de Bruxelles, visions spectrales.
Un vieux magasin sur la rue Haute.
Un vitrail de Notre-Dame-des-Sablons, a Bruxelles.
Un decor de cinéma dans la rue Montagne de la Cour, en face des anciens magasins Old England.
Les Galeries de Saint-Hubert
La Champagnothèque y el Mont-blanc de Wittamer.
La Grand-Place.
Sainte-Gudule, cathédrale de Bruxelles. Gothique l'église, gothique les arbres.