La verdad es que el italiano le quitó mucho de naturalidad, que es una de las características evidentes del gran tenista. Claro, en este molde, cuando alguien entra, tiene que salir muy parecido a todos los demás como en la época en que todos los héroes griegos eran pintados igual sobre los recipientes de cerámica. Lo curioso es que en el siglo XXI el canon estético sigue dictando pauta.
Rafa Nadal para Armani.