29 juin 2008
La Araña Pelúa / La Mygale à Pigalle
Primer libro del sello editorial inaugurado por Ramón Alejandro: La Araña Pelúa / La Mygale à Pigalle. Es un poemario de Pedro Juan Gutiérrez titulado Lulú la perdida. Las ilustraciones son del propio Ramón Alejandro, la maqueta del también poeta Germán Guerra. Ena Columbié y este humilde servidor tuvimos el gusto de participar en la edición y correcciones. Como versa en los créditos el poemario fue "escrito en La Habana, editado entre París y Los Ángeles, diseñado en Miami y terminado de imprimir en Montmartre, en los míticos talleres de la imprenta La Goulue".
26 juin 2008
Los Abrigos / Tenerife
A este risueño pueblo pesquero por las condiciones naturales de su puerto se le llamó desde que en él se asentaron los primeros hombres Los Abrigos. Los turistas prefieren ir a Los Cristianos y a Las Américas, en donde hay cincuenta ingleses y medio por metro cuadrado y cuyas estructuras recuerdan las lamentables urbanizaciones de Benidorm o Torremolinos.
En la librería más antigua de Santa Cruz (La Isla), encontré Genealogías del Municipio de Adeje (siglos XVI-XX) (460 pp. / Ed. Ayuntamiento de Adeje /Centro de Cultura Popular Canaria), interesante libro del investigador Nelson Díaz Frías, nacido en la Playa de Los Cristianos, en 1970. Sus aportaciones a los temas históricos y las publicaciones sobre la sociedad y personajes del sur de Tenerife son admirables.
En él se aclara el origen del pueblo de Los Abrigos, inicialmente un refugio constituido por chozas que habitaban durante las temporadas de pesca los miembros de la familia apellidada Marcelino. Actualmente sus descendientes continúan siendo los "podestá" de este pueblo y si bien mantienen un linaje de humildad gozan del prestigio que les confiere el saberse fundadores ancestrales del mismo. Otro rasgo curioso es la consanguinidad entre los descendientes de estas primeras familias, con sus conocidas consecuencias. El ramillete de primos y las facciones rivales dentro del mismo clan no son sólo anteriores a las historias noveladas de Latinoamérica, sino que se viven a diario hoy día. Imposible entender la identidad cubana sin meterse de lleno en la vida cotidiana y las relaciones entre la gente de un pueblo que, como éste, haya sobrevivido a la modernidad y a los grandes movimientos migratorios.
Como dato curioso encontrado en el libro de Díaz Frías, ignorado (tanto el libro como los datos hasta por los directamente concernidos), cabe evocar el origen del apellido fundador. Resulta que una tal María de la Antigua Camejo, natural del Valle de Santa Inés (Fuerteventura) casó en 1783, en la Villa de Adeje, con el liberto José Marcelino, natural de la isla de Cuba, quien había sido traído como esclavo, desde niño, a Tenerife y había sido propiedad de Doña Bárbara Josefa Pantaleón, vecina de Icod de los Vinos. José Marcelino compró su libertad y falleció a los 48 años de edad en Adeje. De su descendencia (documentada hasta el siglo XX) da datos precisos el mencionado libro.
Lo más curioso es que cuando uno mira las facciones de los Marcelino de Los Abrigos no queda ni rastro del liberto del XVIII, sino que más bien abundan los rubios y los ojos azules. Con lo cual, a pesar de lo mucho que "adelantaron" aquello de que "quien no tiene de congo tiene de carabalí" también les viene como anillo al dedo.
Puertas de La Laguna / Tenerife
Fundada en el siglo XV por el conquistador Alonso Fernández de Lugo, La Laguna fue la capital primada del archipiélago y en ella se fundó la primera Universidad de las islas, en 1701. Además de un microclima que, dada la altura, permite que llueva cuando todo en derredor está seco, La Laguna posee un centro histórico repleto de hermosos palacetes, conventos e iglesias de los siglos XVI, XVII y XVIII. En La Laguna se encuentra el Archivo Diocesano (calle Anchieta), que atesora los libros sacramentales (bautizos, matrimonios y defunciones) de todas las parroquias de Tenerife. Los que buscan antepasados canarios (cosa ésta muy de moda ahora en que el despetronque general de América Latina provoca el viaje a la inversa de los descendientes de colonos y otros), tienen que fajarse con los horarios estrambóticos de esta venerable institución. A ello habrá que sumarle la dificultad de leer los libros (muchos de ellos sin Indices de nombres) en microfilmes, una medida comprensible si se quiere preservar este patrimonio en que aparecen todas las sagas familiares de Tenerife desde los primeros bautizos. Cada vez que vengo a la isla dedico lo menos unas diez horas de investigación a este Archivo. Son investigaciones que requieren de tiempo y que suelen hacerse a lo largo de toda la vida. Los muertos no tienen prisa. Ellos saben esperar.
Ahí les dejo algunas puertas señoriales de La Laguna. La gente de esta ciudad hablan con un acentico que a mí a lo que más se me parece es al chileno y que ni siquiera se emparenta con el de Santa Cruz, que está, apenas, unos minutos más abajo.
Ahí les dejo algunas puertas señoriales de La Laguna. La gente de esta ciudad hablan con un acentico que a mí a lo que más se me parece es al chileno y que ni siquiera se emparenta con el de Santa Cruz, que está, apenas, unos minutos más abajo.
15 juin 2008
El Drago Milenario de Icod
Un post para mi amiga Regina Maestri
Este blog se quedó trabado en la fecha del domingo pasado. Mejor porque yo vivo siempre de domingo. Aquí está el sublime drago milenario de Icod de los Vinos. La leyenda dice que tiene 2 500 años. Probablemente se acerque de 1 000. Extraño árbol éste. Parece un ramillete de la tierra. En realidad lo es. Lo había visto en mi última visita a Icod en el 2001. Ahora han arreglado el parque, cercado y puesto de pago la entrada.
La Montaña Roja
Ya llegué. Ahí está la Montaña Roja. Formada por la lava que una vez vomitó el volcán. Parece un cachalote, vista desde lejos. Dice la leyenda que los que la suben nunca se pueden ir de la isla. A mí me encanta la isla, pero por si las moscas no la subo, no vaya a ser que... Al pie de la montaña, túneles, pocetas, acantilados. Puro océano Atlántico. Más al sur no hay más Europa (al menos administrativa). Punta meridional de la isla.
Santa Cruz hors Carnaval
Icod de los Vinos
Este post y el siguiente están dedicados a Regina Maestri
A la memoria del Sandino guanabacoense. Ella sabe a qué me refiero.
Visita a Icod de los Vinos, nombre de consonancia mágica. Las vistas del famoso drago las pongo aparte. En el Museo Diocesano de la Iglesia de San Marcos una tremenda cruz de plata hecha por los orfebres de La Habana y traída a Icod en el siglo XVII. Las elegantes balconaduras, las celosías arabizantes de las galerías, las casas señoriales, la madera de Cuba, los parques y flores, y esas campanulas como guirlandas por todas partes. Icod da vueltas en redondo alrededor de sus dos grandes dragos.
Santa Cruz / Weyler
Hace unos años recogí firmas para que el Cabildo de Santa Cruz de Tenerife le quitara el nombre de Valeriano Weyler a esta plaza. Se les mandó incluso imágenes de los reconcentrados que publicó en la época ´L'Illustration de París. Eso fue en el 2001. El escritor, periodista y amigo Antonio Alvarez de la Rosa lanzó la polémica en el "Diario de Avisos" de Santa Cruz. Hoy volví a pasar por ahí y me encuentro que nos hicieron el caso del perro. No me extraña: la rambla norte de Santa Cruz lleva y ostenta con orgullo el nombre del Generalísimo. Con esos truenos...
El Mirador del Río / Lanzarote
Aquí le llaman "río" al canal de aguas turquesas que separa a Lanzarote de la pequeña isla de Graciosa. En lo alto del farallón César Manrique concibió en tres niveles el famoso Mirador (1973). Líneas depuradas y curvas. Muros de lava petrificada. Mobiliario, lámparas, cristales (en colaboración con Jesús Soto)adaptados al paisaje para que predomine la magnificencia del mismo. En frente Caleta de Sebo, el único pueblo de Graciosa. Manrique murió, en 1992, en un banal accidente de auto, en la rotonda cercana a la casa que él mismo había cedido para la Fundación que lleva su nombre. Hasta su muerte los voraces constructores de edificios estilo cajas de bacalao tenían las manos atadas en lo que se refería a la especulación inmobiliaria en Lanzarote. Después de su muerte algún que otro horrendo edificio han podido levantar.
César Manrique nació en 1919 en Arrecife, la capital de Lanzarote. Después de la Guerra Civil (en la que participó del lado franquista y quemó el uniforme en la azotea de su casa al terminar el servicio) estudió Arquitectura en la Universidad de La Laguna (Tenerife) y se largó a Nueva York en 1964 y allí se hospedó primero en la casa del pintor cubano Waldo Díaz-Balart en el Lower East Side. A su regreso a Lanzarote en 1966 venía decidido a hacer de su isla "el lugar más bello del planeta". En una carta a su amigo Pepe Dámaso, desde la Gran Manzana, decía que en NY el hombre vivía como una rata. La nostalgia de los paisajes naturales y de la gente lo empujó a comenzar las primeras realizaciones en su isla. Artista completo, Manrique lo mismo le metía a la arquitectura y escultura que a la ecología, al paisajismo y la jardinería.
En el Mirador del Río las lámparas de Manrique en el techo y una vista absolutamente sublime de la isla Graciosa, el canal, las salinas y otros dos islotes del archipiélago Chinijo, perteneciente a la isla mayor de Lanzarote.
César Manrique nació en 1919 en Arrecife, la capital de Lanzarote. Después de la Guerra Civil (en la que participó del lado franquista y quemó el uniforme en la azotea de su casa al terminar el servicio) estudió Arquitectura en la Universidad de La Laguna (Tenerife) y se largó a Nueva York en 1964 y allí se hospedó primero en la casa del pintor cubano Waldo Díaz-Balart en el Lower East Side. A su regreso a Lanzarote en 1966 venía decidido a hacer de su isla "el lugar más bello del planeta". En una carta a su amigo Pepe Dámaso, desde la Gran Manzana, decía que en NY el hombre vivía como una rata. La nostalgia de los paisajes naturales y de la gente lo empujó a comenzar las primeras realizaciones en su isla. Artista completo, Manrique lo mismo le metía a la arquitectura y escultura que a la ecología, al paisajismo y la jardinería.
En el Mirador del Río las lámparas de Manrique en el techo y una vista absolutamente sublime de la isla Graciosa, el canal, las salinas y otros dos islotes del archipiélago Chinijo, perteneciente a la isla mayor de Lanzarote.
Jameos del Agua
A esta curiosa formación geológica de origen volcánico se le conoce con el nombre de "jameo", una palabra de la lengua guanche que significa oquedad. Son albercas naturales formadas cuando la lava incandescente del volcán de La Corona entró en contacto con el mar durante su última erupción hace 3 000 años. La lava abre túneles y al entrar en el mar se producen desbordamientos que cubren partes costeras bajas. Al cerrarse estas últimas el agua de mar queda prisionera en estos pozos, comunicados por galerías subterráneas con el océano. De modo que el nivel cambia con la pleamar y la bajamar del Atlántico. En estos Jameos del Agua, los más hermosos de todos, la creatividad y buen gusto de César Manrique se manifiesta hasta en las banquetas del bar concebidas con piedras producto de la erupción. Los jardines y galerías de las grutas han sido preparadas para acoger al público durante conciertos y otras actividades recreativas. También existe aquí uno de los centros pedagógicos de vulcanología más completos del mundo. La visita es un viaje interesantísimo a través de sismos y erupciones que han ido cambiando la faz de la Tierra. Resulta particularmente impresionante las imágenes y reconstituciones animadas de los fondos marinos cundidos de volcanes que rodean al archipiélago. La fragmentación de una de las siete islas, y el desplome de una parte de la falla en el Atlántico formaría una tsunamis de tal magnitud que bastaría para cubrir parte de la Florida y otras tierras bajas del otro lado del océano. Mejor ni pensar en eso.
En el jameo subterráneo hay una especie de cangrejos ciega única en el mundo (Munidopsis polimorpha). Miden dos centímetros y son blancos nácar. Viven ahí desde la última erupción pues fueron catapultados por los bloques de lava desde las grandes profundidades marinas que era su hábitat original.
En el jameo subterráneo hay una especie de cangrejos ciega única en el mundo (Munidopsis polimorpha). Miden dos centímetros y son blancos nácar. Viven ahí desde la última erupción pues fueron catapultados por los bloques de lava desde las grandes profundidades marinas que era su hábitat original.
Teguise / Lanzarote
Teguise es la ciudad más antigua de Lanzarote y durante muchos siglos su primera capital. Lleva el nombre de la princesa hija del último rey majorero (guanche de Lanzarote) en el momento en que se produce la conquista de la isla (1402) por el normando Jean de Béthencourt. El sobrino de este último se enamoró de Teguise y se casó con ella.
Béthencourt y 300 normandos arrebataron las islas canarias a los guanches. El apellido se castellanizó luego y abundan en estas islas los Betancourt, descendientes todos de Jean. Para los interesados en genealogía sepan que los Betancourt de Camagüey, en Cuba, tienen un tronco común canario, a la vez que, remotamente, normando. La abundancia de ojos verdes, azules, pelirrubios y pelirrojos en estas islas se debe a esa génesis normanda, amén de otros anglobretones.
La plaza San Miguel, su iglesia de influencia bizantina, las casas palaciegas del siglo XVI, las callejas de muros blancos inmaculados, el palacete Spíndola, los leones de la plaza, otros conventos, iglesias y en lo alto el castillo fortaleza de Santa Bárbara hacen que Teguise, en la trastierra lanzaroteña, sea un pequeño paraíso fuera del tiempo. Cuando a mediados del XIX finalizó la piratería en estos mares (el vandalismo era usual y el Callejón de la Sangre recuerda las matanzas de la población por parte de los bandidos del mar), la capital se trasladó a Arrecife, en donde se encuentra hoy.
Lanzarote
Llegué a Lanzarote hace tres días. Una de las siete islas del archipiélago, conocida como La Africana. Su cercanía al antiguo Sáhara Español es impresionante. Tanto es así que a pocos kilómetros de sus costas ya se estás en aguas territoriales marroquíes. Lanzarote es ecológica. Aquí César Manrique, un artista sublime, concibió un plan de desarrollo urbano y turístico armonioso. Las casas se integran al paisaje. El resultado es una sensación de oasis de paz. Aquí les dejo unas imágenes tomadas al vuelo.
María Antonieta / El Nuevo Herald
En el Nuevo Herald del domingo 22 de julio pasdo mi artículo sobre la exposición María Antonieta que exhibe aún el Grand Palais de París. Aquí el Link hacia el artículo.
Link : Arte y maneras bajo el reinado de María Antonieta / William Navarrete / El Nuevo Herald
Link : Arte y maneras bajo el reinado de María Antonieta / William Navarrete / El Nuevo Herald
Santiago del Teide
Al pie de los volcanes Garachico, de la Abejera, de la Botija, de María y con el Pico del Teide, con sus 3 718 metros de altura, Santiago del Teide, último pueblo antes de la ascensión por el Oeste, vive imperturbable. El único ruido que se oye es el de las campanadas de su Iglesia de Santiago y las aves que viven en esa Zona Natural protegida. Abajo desde el Acantilado de La Culata la visión de Garachico e Icod de los Vinos bañados de Atlántico. Subida al Teide en tropel. 150 del pueblo se apuntaron. Noche de parrilladas y un millón de estrellas. La Cueva de los Vientos es la galería de túneles subterráneos de lava más grande del mundo. Hay unos invertebrados ciegos que viven ahí y se esconden con la luz de nuestros cascos. No quise verlos. No estoy para tener pesadillas. Prefiero los bosques de eucaliptos y pinos que crecen en las faldas y nos embriagan al despertar. Y la miel de Palma que nos endulza aún más la vida.
Los poemas calientes de Verlaine
En la revista literaria trimestral La Zorra y el Cuervo (cuyo número de Primavera acaba de salir) algunas apreciaciones y una traducción mía de dos poemas eróticos de Verlaine del francés al español de Cuba. Espero se diviertan. Tengo traducidos al cubano todos los poemas del libro Hombres. Ahora que en Cuba está ocurriendo esa especie de "Revolución Mariposa" me gustaría saber si publicarían en nuestro español estos poemas y los restantes del libro.
Enlace La Zorra y el Cuervo : Los poemas homoeróticos de Verlaine / William Navarrete
Enlace La Zorra y el Cuervo : Los poemas homoeróticos de Verlaine / William Navarrete
Reseña de Luis de la Paz sobre Aldabonazo...
Otra reseña de Aldabonazo en Trocadero 162. Esta vez del escritor de la Generación del Mariel Luis de la Paz para La Revista del Diario Las Américas. Les dejo el Link directo al Diario y también la reseña.
Link: Aldabonazo en Trocadero 162, por Luis de la Paz / Diario Las Américas
Aldabonazo en Trocadero 162
Por Luis de la Paz
En: Diario Las Américas, Miami, 12 de junio de 2008.
Todo aquello que contribuya a esclarecer y a aportar nuevos elementos sobre la vida y obra de un escritor ha de agradecerse. En especial la publicación de Aldabonazo en Trocadero 162 (Aduana Vieja Editorial, Valencia, España, 2008) de los escritores William Navarrete y Regina Avila, favorece un mejor entendimiento sobre José Lezama Lima (1912-1976), una de las figuras cimeras en la literatura cubana del siglo XX.
Los editores convocaron a 33 autores cubanos contemporáneos para que ofrecieran sus visiones, testimonios, recuerdos o reflexionaran sobre Lezama, en conmemoración del treinta aniversario de su muerte. El resultado es un libro exquisito, rico en matices con reveladores textos.
Para los que no estén familiarizados con la obra de Lezama o su azarosa vida, estos aportes permiten un acercamiento a su compleja literatura. Además contribuyen a que se conozcan las peripecias de un hombre asmático, acosado y ninguneado por la política cultural del régimen castrista, hasta su muerte en el ostracismo en su propio país, que ahora lo endiosa, resalta y utiliza. “Un escritor nacido prácticamente en el momento de su muerte”, se expresa en el prólogo del libro. No se puede olvidar que la noticia de su fallecimiento se reflejó en brevísimas notas en las páginas interiores de la prensa controlada cubana.
Los colaboradores aportaron poemas, anécdotas, recuerdos personales y cartas. Abre con un conmovedor poema de José Triana escrito en agosto de 1976, al morir el Maestro: “No estamos solos, no; intacto vive/ en el verbo como un niño maldito,/ como el sonido agudo de una flauta/ que reparte el fervor del caracol./ La perfección acuna los jazmines,/ el enigma furioso de sus sueños/ rozando una incendiada mascarilla”.
También colaboran con textos poéticos Regina Avila, Lira Campoamor, Jorge Casteleiro, Juan Cueto-Roig, Manuel Díaz Martínez y Néstor Díaz de Villegas. Aparece una curiosa carta-relato de Teresa Dovalpage que pone una nota entre literaria y humorística. Otros trabajos destacados llevan las firmas de Reinaldo García Ramos, Germán Guerra, Félix Lizárraga y William Navarrete.
Uno de los artículos más interesantes es Vivir en casa de Lezama de Alberto Lauro, donde el escritor holguinero hace una descripción minuciosa de la casa del poeta: “Lezama escribía en una pequeña habitación que daba a un cuartico de desahogo. Contigua quedaba la cocina donde guardaba cientos de cuadernos de recetas, muchas apuntadas a mano, aunque no supiera ni hacerse un café”.
Algunas anécdotas son de amigos personales, como las de Carlos M. Luis quien se refiere a cartas que se cruzaron y el arquitecto Nicolás Quintana, que escribe sobre las caminatas por las calles de La Habana reflexionando sobre la arquitectura de la ciudad. “Durante el recorrido Lezama iba tocando las paredes de los edificios y me decía: Arquitecto, dime si tú lo sientes igual que yo. Este edificio es mudo... no me habla; este otro habla en voz muy baja; este otro habla en alta voz; y este canta... ¡qué maravilla!”.
Textos de Enrique del Risco, Raúl Rivero, Miguel Sales, Enrico Mario Santí, Nivaria Tejera y Manuel Vázquez Portal, entre otros, junto a poemas de Pío Serrano y Raúl Tápanes, redondean un sentido homenaje a la figura del hombre vapuleado, estoico y genial que fue José Lezama Lima.
Link: Aldabonazo en Trocadero 162, por Luis de la Paz / Diario Las Américas
Aldabonazo en Trocadero 162
Por Luis de la Paz
En: Diario Las Américas, Miami, 12 de junio de 2008.
Todo aquello que contribuya a esclarecer y a aportar nuevos elementos sobre la vida y obra de un escritor ha de agradecerse. En especial la publicación de Aldabonazo en Trocadero 162 (Aduana Vieja Editorial, Valencia, España, 2008) de los escritores William Navarrete y Regina Avila, favorece un mejor entendimiento sobre José Lezama Lima (1912-1976), una de las figuras cimeras en la literatura cubana del siglo XX.
Los editores convocaron a 33 autores cubanos contemporáneos para que ofrecieran sus visiones, testimonios, recuerdos o reflexionaran sobre Lezama, en conmemoración del treinta aniversario de su muerte. El resultado es un libro exquisito, rico en matices con reveladores textos.
Para los que no estén familiarizados con la obra de Lezama o su azarosa vida, estos aportes permiten un acercamiento a su compleja literatura. Además contribuyen a que se conozcan las peripecias de un hombre asmático, acosado y ninguneado por la política cultural del régimen castrista, hasta su muerte en el ostracismo en su propio país, que ahora lo endiosa, resalta y utiliza. “Un escritor nacido prácticamente en el momento de su muerte”, se expresa en el prólogo del libro. No se puede olvidar que la noticia de su fallecimiento se reflejó en brevísimas notas en las páginas interiores de la prensa controlada cubana.
Los colaboradores aportaron poemas, anécdotas, recuerdos personales y cartas. Abre con un conmovedor poema de José Triana escrito en agosto de 1976, al morir el Maestro: “No estamos solos, no; intacto vive/ en el verbo como un niño maldito,/ como el sonido agudo de una flauta/ que reparte el fervor del caracol./ La perfección acuna los jazmines,/ el enigma furioso de sus sueños/ rozando una incendiada mascarilla”.
También colaboran con textos poéticos Regina Avila, Lira Campoamor, Jorge Casteleiro, Juan Cueto-Roig, Manuel Díaz Martínez y Néstor Díaz de Villegas. Aparece una curiosa carta-relato de Teresa Dovalpage que pone una nota entre literaria y humorística. Otros trabajos destacados llevan las firmas de Reinaldo García Ramos, Germán Guerra, Félix Lizárraga y William Navarrete.
Uno de los artículos más interesantes es Vivir en casa de Lezama de Alberto Lauro, donde el escritor holguinero hace una descripción minuciosa de la casa del poeta: “Lezama escribía en una pequeña habitación que daba a un cuartico de desahogo. Contigua quedaba la cocina donde guardaba cientos de cuadernos de recetas, muchas apuntadas a mano, aunque no supiera ni hacerse un café”.
Algunas anécdotas son de amigos personales, como las de Carlos M. Luis quien se refiere a cartas que se cruzaron y el arquitecto Nicolás Quintana, que escribe sobre las caminatas por las calles de La Habana reflexionando sobre la arquitectura de la ciudad. “Durante el recorrido Lezama iba tocando las paredes de los edificios y me decía: Arquitecto, dime si tú lo sientes igual que yo. Este edificio es mudo... no me habla; este otro habla en voz muy baja; este otro habla en alta voz; y este canta... ¡qué maravilla!”.
Textos de Enrique del Risco, Raúl Rivero, Miguel Sales, Enrico Mario Santí, Nivaria Tejera y Manuel Vázquez Portal, entre otros, junto a poemas de Pío Serrano y Raúl Tápanes, redondean un sentido homenaje a la figura del hombre vapuleado, estoico y genial que fue José Lezama Lima.
Tajao
El pueblo pesquero de Tajao. Aquí sólo vienen los de la isla pues ni siquiera aparece en los mapas. Sin embargo, es donde se comen los mejores pescados y mariscos, pues los escoge uno recién sacados de las nasas. Es mejor venir para el almuerzo pues por la noche la mitad de los restaurantes (unos diez) cierran. Tajao se halla a orillas del mar, en la hondonada de un barranco y la erosión ha construido caprichosas rocas arenosas que le sirven de abrigo natural a la aldea.
Santa Cruz - Cuba : Martí
Granadilla de Abona
Son las fiestas patronales de San Antonio de Padua en Granadilla de Abona. El casco histórico tiene casas como ésta que ellos llaman "indianas". Hacía años no me montaba en un pulpo. Ahí con mi amigo Pedro Luis, mi anfitrión durante años en Italia y ahora en el archipiélago. La última vez que monté en un tareco de feria fue durante los carnavales de Colonia (ya ni me acuerdo cuándo) para ver desde lo alto de la Estrella los detalles de la catedral gótica. Este pulpo por poco me saca el hígado. Quedé puesto y convidado, que ya uno no está para estos trotes. De pronto, entre las parrilladas, las rifas, los bailados de merengue, las orquestas locales y los cachibaches de la feria, volví a tener 12 años.
14 juin 2008
Una foto de Mordzinski: Wendy y los que se fueron
©Daniel Mordzinski. En la foto: Wendy Guerra Regina Ávila Al Sowayel, Marianne, Marie-Pierre, William Navarrete, Eyda Machín, Alexis y otros
Wendy me manda esta foto que nos tiró el fotógrafo argentino Daniel Mordzinski durante su reciente presentación en la Maison de l'Amérique Latine de París. En el portal electrónico de Mordzinski pueden ver el maravilloso trabajo del fotógrafo y su sublime serie de escritores: Jorge Amado, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Guillermo Cabrera Infante, Cortázar, Vargas Llosa, Sabato, Sepúlveda, García Márquez, Cela, Cercas, Saramago, Maalouf, Amélie Nothomb, Tabucchi, y un largo etcétera de fotos admirables. El autor ha publicado muchos libros. Todos maravillosos.
Ver Portal de Mordinski: Daniel Mordzinski / fotógrafo
Wendy me manda esta foto que nos tiró el fotógrafo argentino Daniel Mordzinski durante su reciente presentación en la Maison de l'Amérique Latine de París. En el portal electrónico de Mordzinski pueden ver el maravilloso trabajo del fotógrafo y su sublime serie de escritores: Jorge Amado, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Guillermo Cabrera Infante, Cortázar, Vargas Llosa, Sabato, Sepúlveda, García Márquez, Cela, Cercas, Saramago, Maalouf, Amélie Nothomb, Tabucchi, y un largo etcétera de fotos admirables. El autor ha publicado muchos libros. Todos maravillosos.
Ver Portal de Mordinski: Daniel Mordzinski / fotógrafo
13 juin 2008
De vuelta a Lezama
Me envía esta reseña desde Chile el poeta Raúl Tápanes. La ha publicado en su blog - revista Arique (ver en los links de este blog). Gracias Tápanes y disfruta del invierno austral.
CON LEZAMA EN TODAS PARTES
(Volviendo sobre "Aldabonazo en Trocadero 162")
Raúl Tápanes
Dos intelectuales que vienen de todas partes, de esos que, como el bueno de Quijano saliendo por la puerta del corral de Montiel, han soltados sus ariques para absorber otras culturas, se han unido en torno a un proyecto editorial: Aduana Vieja. Regina Ávila, escritora y decoradora, nació en Caracas, pasó su infancia en La Habana y estudió en universidades de Estados Unidos y Francia, para finalmente asentarse en Arabia Saudí. William Navarrete, nacido en Banes, en la parte más oriental y caliente de la isla de Cuba, es actualmente ciudadano francés, luego de haber estudiado en la Universidad de La Habana, fundar par de asociaciones, publicar algunas antologías y obtener varias distinciones. Actualmente escribe para El Nuevo Herald, sostiene un blog y disfruta de la bohemia parisina, a pesar de sí mismo y en la mejor tradición cosmopolita de un Heredia o un José White.
Aduana Vieja ha publicado, entre otras cosas muy interesantes, algunas obras que serán durante mucho tiempo, imprescindibles a la hora de estudiar la cultura cubana en un futuro ya a la vuelta de la esquina. Para ratificar lo enunciado sólo bastan los nombres de algunos autores publicados: Ezequiel Vieta (Cuentos completos), Carlos Victoria (Cuentos, 1992-2002), Daniel Iglesias Kennedy (Esta tarde se pone el sol), Raúl Rivero (Lesiones de Historia), et al.
Para iniciar en Aduana Vieja la colección "Viendo llover en La Habana", dirigida por Navarrete, ha aparecido recientemente Aldabonazo en Trocadero 162, una antología de ensayos y poemas dedicada a rendir homenaje a José Lezama Lima, en muy cuidada edición que reproduce en portada, sobre fondo rojo, una pintura de trazos de colores predominantemente violetas en marcos dorados que se superponen. No me resisto a reproducir in extenso la justificativa solapa:
"En Cuba, cuando llueve, el tiempo se detiene para contemplar el espectáculo de la naturaleza. La lluvia allí no sólo es fuerza e ímpetu, sino también, calma, reposo y sosiego..." Viendo llover en La Habana es el título de una obra de la artista saudí de origen cubano Latifa Al-Sowayel, que se toma aquí como pretexto y como motivo para disertar sobre la cultura cubana, sobre sus raíces, sobre la multiplicidad de vías y espíritus que la enriquecen, y para rendirle tributo".
Aldabonazo... recoge las voces de treinta y tres autores cubanos, treinta y dos de ellos que residen en el exterior y sólo uno -la reconocida bloguera Yoani Sánchez, incluida en la selección antes de haber obtenido el reconocimiento de que ahora disfruta-, residente en la Isla. Doy fe, por ser partícipe del homenaje, que la premisa de "la absoluta libertad de expresión" que se menciona en el prólogo -página 14- de Navarrete, fue la piedra angular de esta des-construcción lezamiana que ha impactado al que suscribe, isleño aún atado con ariques y yaguas a los campos de la otrora Atenas de Cuba.
Como pretendido poeta no voy a referirme a la poesía que compone gran parte de los textos presentados en Aldabonazo.... Sólo, porque es insoslayable por méritos sobre los que no quiero extenderme, mencionar de entre todos los poemas, al que da inicio al volumen: "Coloquio de sombras", de José Triana. Baste decir el conocido nombre del autor y la circunstancia en que comenzó a escribirse: al pie del ataúd de Lezama, en el verano de 1976.
Del resto de los trabajos -pequeños ensayos sobre el autor de Paradiso, interpretaciones de su obra, artículos y relatos-, que se sienten más directamente en contacto con el Lezama físico quizás por la naturaleza intrínsecamente inmaterial de la poesía, quiero referirme solamente a dos: uno de ellos ofrece una visión exacta y adecuada a lo que más nos interesa en estos momentos del gran escritor cubano, y otro nos abre una posibilidad entrañable pero más cercana a lo desiderativo que a lo históricamente comprobado. Y, coincidencias o intención de los recopiladores, un trabajo aparece a continuación del otro, casi al final del volumen.
En "El umbral del silencio", Enrico Mario Santí relata su visita, en La Habana de 1979, a María Luisa Bautista, viuda de Lezama. Aquí vemos a un Lezama -más allá del innegable ostracismo a que fue condenado- burlado, pero finalmente consciente de la manipulación a que fue sometido. Escrita en Kentucky en enero de este 2008, es la imagen que quisiera llevarme "hasta el borde la piedra" donde he debido retroceder, porque es la que hemos cultivado durante años los que no conocimos personalmente a Lezama, los que lo estudiamos a pesar de solapadas prohibiciones, los que teníamos que falsificar autorizaciones para acceder a sus obras en bibliotecas y justificar cada palabra dicha sobre él.
Pero otro cubano en otro punto del mundo, Miguel Sales, nos hace llegar sus "Apuntes sobre la pobreza irradiante o las ironías de la realidad real". Y aquí, documentada y rigurosamente escrita, se nos muestra la imagen comprobable -la de Santí es más poética- de un Lezama que en 1964 escribiera: "Vivo en completo retraimiento (...) apenas salgo y acaricio y tiemblo la terrible soledad de las cabras"; y que cuatro años después publicara "El 26 de julio: imagen y posibilidad". El mismo de "la pobreza irradiante" y "la cantidad hechizada", que sin embargo guardara un silencio notable, pero susceptible de disímiles interpretaciones, en los años que precedieron a su muerte.
De toda esta suma de criterios y humanas contradicciones, emerge una imagen, sorprendente por inédita, a ratos incoherente pero finalmente exultante, de uno de los du majorii de la intelectualidad cubana de todos los tiempos, esa que hoy reniega hasta de su sombra, para espanto nuestro, o que se aviene a las maniqueas formas de un concepto vacío, para lástima de todos. Este himno a la opulencia del monte lezamiano fue posible, más allá de las circunstancias fortuitas que reafirman el viejo refrán de "no hay mal que por bien no venga", por la audacia de las jóvenes generaciones -no sólo "Y", sino también "W" y "R" y todas las letras del alfabeto- y la honradez intelectual y humana (¿o es una reiteración?) de aquellos que entregaron el batón para un relevo -en lo cultural- que ya se vislumbra: agradezcamos entonces este aldabonazo a "Aduana Vieja" y también a Santí y a Sales, a Triana y a Tejera, a Vázquez Portal y a tantos otros, más allá de una cifra maldita como es el treinta y tres.
CON LEZAMA EN TODAS PARTES
(Volviendo sobre "Aldabonazo en Trocadero 162")
Raúl Tápanes
Dos intelectuales que vienen de todas partes, de esos que, como el bueno de Quijano saliendo por la puerta del corral de Montiel, han soltados sus ariques para absorber otras culturas, se han unido en torno a un proyecto editorial: Aduana Vieja. Regina Ávila, escritora y decoradora, nació en Caracas, pasó su infancia en La Habana y estudió en universidades de Estados Unidos y Francia, para finalmente asentarse en Arabia Saudí. William Navarrete, nacido en Banes, en la parte más oriental y caliente de la isla de Cuba, es actualmente ciudadano francés, luego de haber estudiado en la Universidad de La Habana, fundar par de asociaciones, publicar algunas antologías y obtener varias distinciones. Actualmente escribe para El Nuevo Herald, sostiene un blog y disfruta de la bohemia parisina, a pesar de sí mismo y en la mejor tradición cosmopolita de un Heredia o un José White.
Aduana Vieja ha publicado, entre otras cosas muy interesantes, algunas obras que serán durante mucho tiempo, imprescindibles a la hora de estudiar la cultura cubana en un futuro ya a la vuelta de la esquina. Para ratificar lo enunciado sólo bastan los nombres de algunos autores publicados: Ezequiel Vieta (Cuentos completos), Carlos Victoria (Cuentos, 1992-2002), Daniel Iglesias Kennedy (Esta tarde se pone el sol), Raúl Rivero (Lesiones de Historia), et al.
Para iniciar en Aduana Vieja la colección "Viendo llover en La Habana", dirigida por Navarrete, ha aparecido recientemente Aldabonazo en Trocadero 162, una antología de ensayos y poemas dedicada a rendir homenaje a José Lezama Lima, en muy cuidada edición que reproduce en portada, sobre fondo rojo, una pintura de trazos de colores predominantemente violetas en marcos dorados que se superponen. No me resisto a reproducir in extenso la justificativa solapa:
"En Cuba, cuando llueve, el tiempo se detiene para contemplar el espectáculo de la naturaleza. La lluvia allí no sólo es fuerza e ímpetu, sino también, calma, reposo y sosiego..." Viendo llover en La Habana es el título de una obra de la artista saudí de origen cubano Latifa Al-Sowayel, que se toma aquí como pretexto y como motivo para disertar sobre la cultura cubana, sobre sus raíces, sobre la multiplicidad de vías y espíritus que la enriquecen, y para rendirle tributo".
Aldabonazo... recoge las voces de treinta y tres autores cubanos, treinta y dos de ellos que residen en el exterior y sólo uno -la reconocida bloguera Yoani Sánchez, incluida en la selección antes de haber obtenido el reconocimiento de que ahora disfruta-, residente en la Isla. Doy fe, por ser partícipe del homenaje, que la premisa de "la absoluta libertad de expresión" que se menciona en el prólogo -página 14- de Navarrete, fue la piedra angular de esta des-construcción lezamiana que ha impactado al que suscribe, isleño aún atado con ariques y yaguas a los campos de la otrora Atenas de Cuba.
Como pretendido poeta no voy a referirme a la poesía que compone gran parte de los textos presentados en Aldabonazo.... Sólo, porque es insoslayable por méritos sobre los que no quiero extenderme, mencionar de entre todos los poemas, al que da inicio al volumen: "Coloquio de sombras", de José Triana. Baste decir el conocido nombre del autor y la circunstancia en que comenzó a escribirse: al pie del ataúd de Lezama, en el verano de 1976.
Del resto de los trabajos -pequeños ensayos sobre el autor de Paradiso, interpretaciones de su obra, artículos y relatos-, que se sienten más directamente en contacto con el Lezama físico quizás por la naturaleza intrínsecamente inmaterial de la poesía, quiero referirme solamente a dos: uno de ellos ofrece una visión exacta y adecuada a lo que más nos interesa en estos momentos del gran escritor cubano, y otro nos abre una posibilidad entrañable pero más cercana a lo desiderativo que a lo históricamente comprobado. Y, coincidencias o intención de los recopiladores, un trabajo aparece a continuación del otro, casi al final del volumen.
En "El umbral del silencio", Enrico Mario Santí relata su visita, en La Habana de 1979, a María Luisa Bautista, viuda de Lezama. Aquí vemos a un Lezama -más allá del innegable ostracismo a que fue condenado- burlado, pero finalmente consciente de la manipulación a que fue sometido. Escrita en Kentucky en enero de este 2008, es la imagen que quisiera llevarme "hasta el borde la piedra" donde he debido retroceder, porque es la que hemos cultivado durante años los que no conocimos personalmente a Lezama, los que lo estudiamos a pesar de solapadas prohibiciones, los que teníamos que falsificar autorizaciones para acceder a sus obras en bibliotecas y justificar cada palabra dicha sobre él.
Pero otro cubano en otro punto del mundo, Miguel Sales, nos hace llegar sus "Apuntes sobre la pobreza irradiante o las ironías de la realidad real". Y aquí, documentada y rigurosamente escrita, se nos muestra la imagen comprobable -la de Santí es más poética- de un Lezama que en 1964 escribiera: "Vivo en completo retraimiento (...) apenas salgo y acaricio y tiemblo la terrible soledad de las cabras"; y que cuatro años después publicara "El 26 de julio: imagen y posibilidad". El mismo de "la pobreza irradiante" y "la cantidad hechizada", que sin embargo guardara un silencio notable, pero susceptible de disímiles interpretaciones, en los años que precedieron a su muerte.
De toda esta suma de criterios y humanas contradicciones, emerge una imagen, sorprendente por inédita, a ratos incoherente pero finalmente exultante, de uno de los du majorii de la intelectualidad cubana de todos los tiempos, esa que hoy reniega hasta de su sombra, para espanto nuestro, o que se aviene a las maniqueas formas de un concepto vacío, para lástima de todos. Este himno a la opulencia del monte lezamiano fue posible, más allá de las circunstancias fortuitas que reafirman el viejo refrán de "no hay mal que por bien no venga", por la audacia de las jóvenes generaciones -no sólo "Y", sino también "W" y "R" y todas las letras del alfabeto- y la honradez intelectual y humana (¿o es una reiteración?) de aquellos que entregaron el batón para un relevo -en lo cultural- que ya se vislumbra: agradezcamos entonces este aldabonazo a "Aduana Vieja" y también a Santí y a Sales, a Triana y a Tejera, a Vázquez Portal y a tantos otros, más allá de una cifra maldita como es el treinta y tres.
12 juin 2008
Mi barrio en La Habana
Acabadas de llegar de Cuba. Mi barrio. Mi cuadra. Mi escuela. Mi casa. Mis calles. Y los leones de Quinta Avenida y esa mole horrorosa de la embajada rusa que se tragó la perspectiva de la Iglesia de San Antonio. Mi madre me llevaba a "montar" los leones. Era tan pequeño que no sabía ni dónde estaba parado. En aquella época Miramar era una boca de lobo. Y para matar el aburrimiento de un barrio de fantasmas pedía que me llevaran a ver cómo cambiaba de luces el semáforo de Quinta y 42. Sólo recuerdo una angustiante sensación de abandono, unas fiebres que me hacían delirar y ver las luces más grandes de lo que en realidad eran. Ahí están, más mal que bien, los leones de mi infancia. Han perdido entre tanto, uno el hocico y el otro media pata. Son los sobrevivientes de la Guerra de las Cinco Décadas, la guerra de unos contra otros que se extiende ad infinitum y aparece siempre en los ámbitos más insospechados. Es eso que los del argot " in " llaman "daños colaterales". Ni siquiera deberían ser "colaterales" pues son tan grandes y están tan presentes que hasta la tasa de natalidad se arrastra por el suelo. Veo que a Quinta y 42 - la antigua Diplotienda - le hicieron un café-terraza. ¿Habrá muchos clientes cubanos? Y me asombro, eso sí, de que casi 20 años después los árboles sigan siendo los mismos: el mismo pino, las mismos recortaditos de Quinta, el abeto de 5ta y 60, los mismos flamboyanes floridos en esta época. Desde ahora voy a luchar por los árboles: son las únicas pistas que podrían guiarnos en esta mezquina tembladera.
Nota:
Obsérvese en la foto del fondo de Quinta y 42 el cartel que proclama la frase de Martí No vivimos para nuestra persona, sino para la patria. Creo reconocer a Celia Sánchez Manduley en ese mismo afiche. ¿Para quién vivió, según el vulgo, la propia Celia? Respuesta: Ya la saben. Ahora bien, por analogía se deduce que "esa" persona es la patria. No sé la de quién porque la mía es otra.
Inscription à :
Articles (Atom)