Un poco de arte para quitar esa sensación de que Mónaco es de la poudre aux yeux o de la bombe à l'estomac:
Confieso que nunca fui fan de Vasarely, pero después de haber sufrido los horrores del arte "moderniente" en algunos momentos, por suerte contados, de mi viaje por Italia, esta pieza concebida como una terraza al aire libre que es a su vez el techo del Auditorium o Sala de Congresos de Montecarlo, me sabe a las mismísimas Tres Gracias del perfecto y talentoso Rubens.
J'avoue n'avoir jamais été fan de Vasarely, mais après avoir subi les horreurs de l'art "moderniente" lors de quelques moments, heureusement comptés, de mon voyage en Italie, je goûte cette pièce conçue pour être une terrasse en plein air en même temps que le toit de l'Auditorium ou Salle de Congrès de Monte-Carlo, comme s'il s'agissait des Trois Grâces du parfait Rubens:
El inevitable Botero siempre omnipresente tanto por su permanencia constante en la sopa europea como por el espacio que ocupan sus voluminosas obsesiones.
L'inevitable Botero toujours omniprésent tant par sa présence constante dans toutes les salades européennes comme par l'espace occupé par ses obsessions volumineuses:
Todo cambia. Eso ya lo sabemos. Voy a poner una foto que puse en este mismo blog hace dos años durante un viaje a Mónaco en agosto de 2008 y lo que es ahora el mismo lugar. Lo triste es que ese Buddha-Bar les llega cuando ya al de París sólo van los turistas: