24 févr. 2010
Quinto volumen de Cartas a Ofelia
Acaba de ser publicada el quinto volumen de las crónicas Cartas a Ofelia del periodista y académico cubano Félix J. Hernández, exiliado en París, con el título de Recordada Ofelia. El libro consta de cien crónicas sobre arte, teatro, literatura, viajes, museos, exposiciones, así como también recuerdos, humor y anécdotas de la contidianeidad desde París, desde la Cuba del recuerdo y desde cualquier lugar del mundo por donde ande el autor, infatigable viajero, con su esposa Martha.
El trabajo ha sido realizado por los alumnos del Taller-Escuela de Encuadernación y Maquetación Gráfica de A.F.I.Sc. “EUROPA’93” (Afisc. eu’93), de Tenerife, Islas Canarias, bajo la dirección de Fernando Díaz, director de Europa Actualidad. Todas las crónicas habían sido publicadas con anterioridad en: www.camcocuba.org
La versión electrónica del libro (descargable en la red) es: Recordada Ofelia / Félix Hernández
21 févr. 2010
Hoy en El Nuevo Herald / Cueto, Cavafis
Hoy escribo para El Nuevo Herald sobre Cavafis y la traducción-edición de 21 de sus poemas por el también poeta Juan Cueto-Roig. Portada abajo.
Regresar a Cavafis
William Navarrete
Publicado el domingo, 21 de febrero del 2010
Regresar a Cavafis / W. Navarrete
De vuelta a Constantino Cavafis (1863-1933), el célebre poeta griego de Alejandría reivindicado por casi todos los escritores contemporáneos después de su muerte, esta vez de la mano del escritor cubano radicado en en el sur de la Florida Juan Cueto-Roig quien se atreve a prologar, traducir y publicar Veintiún poemas (Ultra Graphics Corporation, Miami, 2010).
Escueto y poco prolífico, Cavafis publicó sólo 154 poemas en vida y dejó inéditos unos cuantos más. La selección que en este nuevo libro se ofrece responde, supongo, al interés personal del compilador unido a un evidente criterio de unidad temática. Los veintiún poemas traducidos abren y cierran el ciclo estético soñado por el poeta griego de la diáspora. Más que la pertinencia de la traducción con respecto a otras realizadas a lo largo de las últimas décadas, lo que me interesa destacar es la manera en que este cúmulo de versos aporta el poemario que nunca llegó a publicar Cavafis en vida.
En estas circunstancias Cueto-Roig ha ofrecido al connotado poeta el libro que tal vez imaginó en una de esas lánguidas tardes de la populosa ciudad mediterránea de Egipto. Por eso, poco importa aquí si la traducción se ha realizado del inglés y no del griego original. Los puristas pondrán el grito en el cielo pero olvidarán seguramente que la Biblia -el libro más leído de todos los tiempos- fue traducido originalmente de la traducción latina conocida como "Vulgata" y no del arameo, el hebreo ni el griego, idiomas que constituían los libros del Antiguo y Nuevo Testamento.
La lengua de Cavafis era en sí misma una lengua híbrida. El poeta había vivido en la ciudad inglesa de Liverpool tras la muerte de su padre en 1870. Su familia había emigrado de Constantinopla a Alejandría convirtiéndose en individuos de una diáspora que lo era ya antes de la última migración. De hecho, su escritura ostentaba connotados anglicismos, así como no pocos arcaísmos griegos que sobrevivían exclusivamente entre las comunidades griegas diseminadas por el Mediterráneo Oriental. Nadie mejor que la escritora Marguerite Yourcenar, responsable en gran medida del renombre de Cavafis en la segunda mitad del siglo XX, para explicar cómo esos arcaismos y "rarezas" del lenguaje del poeta contribuyeron a una musicalidad excepcional que ninguna traducción podrá ofrecer en su totalidad.
Los poemas escogidos por el editor y traductor de Veintiún poemas son aquellos de amores furtivos. Es un Cavafis siempre parco y misterioso en la medida en que sólo insinúa sus deseos o lo que ha sucedido. También es el helenista perfecto y muy sutil: las historias de la Grecia Antigua son todas marginales, sin relevancia, como esas historias de tabernas y hostales tugurientos en las que ebrio de humo y ebrio también ante la belleza del cuerpo humano, Cavafis soñaba con amores platónicos, mientras anotaba escrupulosamente en su cuaderno el nombre, la edad y los detalles de las curvas del cuerpo del efebo que acababa de conquistar.
En una terraza de café, en un salón de té o en las estancias sórdidas de un hostal, el poeta ve su vida pasar y teme a la vejez, a los estragos del tiempo, al momento en que para poseer un cuerpo joven tendrá que pagar. Tal vez sea la traducción como "bar" de este tipo de establecimiento omnipresente en la cultura oriental lo que menos me agrada del libro, que, por otra parte ofrece una cuidada edición cuyo papel y diseño resultan ideales para tan excepcional ocasión.
Como Kafka en Praga, Lezama en La Habana, Pesoa en Lisboa o Huysmans en París, Cavafis fue en vida funcionario de un lúgubre Ministerio de Estado, en Alejandría. Su poesía rehúye las tinieblas del trabajo cotidiano, pero el poeta clasifica y ordena todo lo que se relaciona con su propia vida y su obra de forma casi maníaca. Ante la desbordante naturaleza de sus congéneres, Cavafis reprime todo exceso y limita su lenguaje y recursos literarios a la mínima expresión. Ante el caos medioriental Cavafis ofrece una sobreactuada flema anglosajona que moldea su personalidad y le hace vivir un personaje irreal en medio de una ciudad tan decadente que ni siquiera aparece ya en los catálogos turísticos de su tiempo.
Todo esto lo ha entendido muy bien el poeta, como mismo lo ha comprendido Juan Cueto-Roig al colocar como colofón de su libro el poema Esperando a los bárbaros. Ambos poetas -Cueto también lo es-, comprendieron que son ellos la excepción y que los bárbaros han sido siempre necesarios. Que el mundo se mueve, crece y perdura, paradójicamente, gracias a la necesidad de imponerse y de vencer la barbarie. Sin la naturaleza salvaje y caótica, sin el salvajismo caótico del hombre, no tuvieran sentidos ni las religiones ni el humanismo. De esa mezcla de escepticismo, de esa semimueca ante la vida, de ese espectro de fría conciencia de lo efímero, de esa inteligencia sublime de saberse simple partícula de la Nada, nace la intención del editor de este libro, como nació también, en su tiempo, la sublime obra del poeta
alejandrino.
© 2010 El Nuevo Herald. All Rights Reserved.
Nota de hoy:
Después de haber recibido el libro (de manos de Cueto durante mi ultima estancia en Miami) y después de haber escrito y enviado el artículo, en conversación con el también escritor José Triana, comentando acerca de esta traducción, este ultimo me dijo que a su juicio lo que Cueto habia hecho era simplemente maravilloso y que para casi todos los poemas era la mejor traducción que habia leído.
Regresar a Cavafis
William Navarrete
Publicado el domingo, 21 de febrero del 2010
Regresar a Cavafis / W. Navarrete
De vuelta a Constantino Cavafis (1863-1933), el célebre poeta griego de Alejandría reivindicado por casi todos los escritores contemporáneos después de su muerte, esta vez de la mano del escritor cubano radicado en en el sur de la Florida Juan Cueto-Roig quien se atreve a prologar, traducir y publicar Veintiún poemas (Ultra Graphics Corporation, Miami, 2010).
Escueto y poco prolífico, Cavafis publicó sólo 154 poemas en vida y dejó inéditos unos cuantos más. La selección que en este nuevo libro se ofrece responde, supongo, al interés personal del compilador unido a un evidente criterio de unidad temática. Los veintiún poemas traducidos abren y cierran el ciclo estético soñado por el poeta griego de la diáspora. Más que la pertinencia de la traducción con respecto a otras realizadas a lo largo de las últimas décadas, lo que me interesa destacar es la manera en que este cúmulo de versos aporta el poemario que nunca llegó a publicar Cavafis en vida.
En estas circunstancias Cueto-Roig ha ofrecido al connotado poeta el libro que tal vez imaginó en una de esas lánguidas tardes de la populosa ciudad mediterránea de Egipto. Por eso, poco importa aquí si la traducción se ha realizado del inglés y no del griego original. Los puristas pondrán el grito en el cielo pero olvidarán seguramente que la Biblia -el libro más leído de todos los tiempos- fue traducido originalmente de la traducción latina conocida como "Vulgata" y no del arameo, el hebreo ni el griego, idiomas que constituían los libros del Antiguo y Nuevo Testamento.
La lengua de Cavafis era en sí misma una lengua híbrida. El poeta había vivido en la ciudad inglesa de Liverpool tras la muerte de su padre en 1870. Su familia había emigrado de Constantinopla a Alejandría convirtiéndose en individuos de una diáspora que lo era ya antes de la última migración. De hecho, su escritura ostentaba connotados anglicismos, así como no pocos arcaísmos griegos que sobrevivían exclusivamente entre las comunidades griegas diseminadas por el Mediterráneo Oriental. Nadie mejor que la escritora Marguerite Yourcenar, responsable en gran medida del renombre de Cavafis en la segunda mitad del siglo XX, para explicar cómo esos arcaismos y "rarezas" del lenguaje del poeta contribuyeron a una musicalidad excepcional que ninguna traducción podrá ofrecer en su totalidad.
Los poemas escogidos por el editor y traductor de Veintiún poemas son aquellos de amores furtivos. Es un Cavafis siempre parco y misterioso en la medida en que sólo insinúa sus deseos o lo que ha sucedido. También es el helenista perfecto y muy sutil: las historias de la Grecia Antigua son todas marginales, sin relevancia, como esas historias de tabernas y hostales tugurientos en las que ebrio de humo y ebrio también ante la belleza del cuerpo humano, Cavafis soñaba con amores platónicos, mientras anotaba escrupulosamente en su cuaderno el nombre, la edad y los detalles de las curvas del cuerpo del efebo que acababa de conquistar.
En una terraza de café, en un salón de té o en las estancias sórdidas de un hostal, el poeta ve su vida pasar y teme a la vejez, a los estragos del tiempo, al momento en que para poseer un cuerpo joven tendrá que pagar. Tal vez sea la traducción como "bar" de este tipo de establecimiento omnipresente en la cultura oriental lo que menos me agrada del libro, que, por otra parte ofrece una cuidada edición cuyo papel y diseño resultan ideales para tan excepcional ocasión.
Como Kafka en Praga, Lezama en La Habana, Pesoa en Lisboa o Huysmans en París, Cavafis fue en vida funcionario de un lúgubre Ministerio de Estado, en Alejandría. Su poesía rehúye las tinieblas del trabajo cotidiano, pero el poeta clasifica y ordena todo lo que se relaciona con su propia vida y su obra de forma casi maníaca. Ante la desbordante naturaleza de sus congéneres, Cavafis reprime todo exceso y limita su lenguaje y recursos literarios a la mínima expresión. Ante el caos medioriental Cavafis ofrece una sobreactuada flema anglosajona que moldea su personalidad y le hace vivir un personaje irreal en medio de una ciudad tan decadente que ni siquiera aparece ya en los catálogos turísticos de su tiempo.
Todo esto lo ha entendido muy bien el poeta, como mismo lo ha comprendido Juan Cueto-Roig al colocar como colofón de su libro el poema Esperando a los bárbaros. Ambos poetas -Cueto también lo es-, comprendieron que son ellos la excepción y que los bárbaros han sido siempre necesarios. Que el mundo se mueve, crece y perdura, paradójicamente, gracias a la necesidad de imponerse y de vencer la barbarie. Sin la naturaleza salvaje y caótica, sin el salvajismo caótico del hombre, no tuvieran sentidos ni las religiones ni el humanismo. De esa mezcla de escepticismo, de esa semimueca ante la vida, de ese espectro de fría conciencia de lo efímero, de esa inteligencia sublime de saberse simple partícula de la Nada, nace la intención del editor de este libro, como nació también, en su tiempo, la sublime obra del poeta
alejandrino.
© 2010 El Nuevo Herald. All Rights Reserved.
Nota de hoy:
Después de haber recibido el libro (de manos de Cueto durante mi ultima estancia en Miami) y después de haber escrito y enviado el artículo, en conversación con el también escritor José Triana, comentando acerca de esta traducción, este ultimo me dijo que a su juicio lo que Cueto habia hecho era simplemente maravilloso y que para casi todos los poemas era la mejor traducción que habia leído.
19 févr. 2010
Sobre Nivaria Tejera
Recibo Insularidad narrativa en la obra de Nivaria Tejera: Un archipiélago trasatlántico (Ed. Verbum, Madrid, 2009), de la académica canaria residente en Nueva York Maria Hernández-Ojeda. Se trata de un libro de análisis detallado de la obra de esta gran escritora cubana, exiliada en París desde la década de 1960 y ganadora del Premio de Novela Biblioteca Breve de 1971 por su novela Sonámbulo de sol. He empezado a leerlo y me fascina el poder de síntesis y la manera en que recorre la obra de esta escritora de peso ofreciendo nuevos puntos de vista y relacionando escritura y contexto. Agradezco a la autora de Insularidad... mi participación en el libro de ensayos presentados en el homenaje a Nivaria Tejera que organizó en pasado año en el Hunter College-CUNE de Nueva York y que saldrá próximamente. Sobre la obra de Nivaria he escrito algunos textos (nunca los suficientes dado la magnitud de su escritura) que han sido publicados en El Nuevo Herald, Encuentro, El Ateje, etc.; en antologías que he preparado (Aldabonazo en Trocadero 162, Insulas al pairo: poesía cubana contemporanea en París), como prólogo de obras de la autora (Espero la noche para soñarte, Revolución), etc. Junto a ella presenté el 23 de mayo de 2003 el poemario Orden de arresto, de Raul Rivero y participé en el panel del homenaje que le hizo el 1 de junio de 2006 la asociación Place du Venezuela. Ambas actividades en la Maison de l'Amérique Latine. Buenas noticias (o sea, otras buenas noticias) inundan el ámbito de Nivaria. Pero las contaré en su momento.
17 févr. 2010
Un paseo por Castrovillari, en Calabria
Una semana de Carnaval, una semana de encuentros intensos, de amistad y poesía. Un pueblo auténticamente calabrés fuera de caminos trillados y con bellezas artísticas y referencias históricas increíbles. La gastronomía una delicia de la que hablaré en otro momento. La lengua dialectal (el calabrés) con vocablos del aragonés, franconormando y castellano antiguos. Inintelegible por muy bien que hablemos el italiano. Extraordinarios encuentros y muchas gracias para todos los del Pro Loco; a Filomena por haber organizado nuestros encuentros con tanta habilidad y buen gusto; a Lorenzo por sus paseos, su gran acogida y disponibilidad; a Maria Antonietta, por sus amabilidades; a Gordiano (mi editor), a Ilaria (mi traductora), a Dargys (por el bailoteo y la diversión) y a una pila de gente que se me queda en el tintero y a quienes escribiré por FB. Aquí dejo unas vistas de Castrovillari, pueblo del que, antes de 1959, unas 350 personas emigraron a La Habana y sus alrededores, convirtiéndose la mayoría en grandes artesanos en Cuba. Los descendientes de ellos andan todavía por Cuba o han ido regresando poco a poco.
Protoconvento Franciscano, fundado en el 1220 por Pietro Catin y la Iglesia adjunta de la Santísima Trinidad:
El Castillo Aragonés, construido por Fernando de Aragón a fines del XVI, no para defender al pueblo sino para defenderse del pueblo:
Léase: FERDINANDVS REX DIVI ALFONSI FILI DIVI FERN. NEP. ARAGONIVS ARCEM HANC AD CONTINENDOS IN FIDE CIVES A FUND. FACIVNDAM CVRAVIT ANO DOMINO MCCCCLXXXX.
La Iglesia de San Giuliano, construida por los normandos en el siglo XI:
El Santuario de la Madonna del Castello, de origen normando:
La Madonna del Castello, secolo XIII, Castrovillari
Castrovillari y sus montes desde el Santuario de la Madonna del Castello:
Los Montes del Pollino desde la habitación del hotel:
Protoconvento Franciscano, fundado en el 1220 por Pietro Catin y la Iglesia adjunta de la Santísima Trinidad:
El Castillo Aragonés, construido por Fernando de Aragón a fines del XVI, no para defender al pueblo sino para defenderse del pueblo:
Léase: FERDINANDVS REX DIVI ALFONSI FILI DIVI FERN. NEP. ARAGONIVS ARCEM HANC AD CONTINENDOS IN FIDE CIVES A FUND. FACIVNDAM CVRAVIT ANO DOMINO MCCCCLXXXX.
La Iglesia de San Giuliano, construida por los normandos en el siglo XI:
El Santuario de la Madonna del Castello, de origen normando:
La Madonna del Castello, secolo XIII, Castrovillari
Castrovillari y sus montes desde el Santuario de la Madonna del Castello:
Los Montes del Pollino desde la habitación del hotel:
16 févr. 2010
Momentos del Carnaval - Castrovillari, Calabria / Mi sono divertito da morire
En la Iglesia de San Francisco, la misa dominical por el día de San Valentín:
La Sirinata dà Savuzizza es una fiesta itinerante. Se recorre en grupos la ciudad, de casa en casa, y a donde quiera que se llega nos esperan con vino, comida y musica. En cada grupo cae siempre alguien con instrumentos tradicionales para tocar las tarantelas calabresas:
Locura total. El claustro del Protoconvento Franciscano del siglo XIII se convirtió en discoteca. De Roma llegó la orquesta Mambo 24 compuesta - delirio pleno - de dominicanos e italianos. Tocan de todo y el cantante (ver foto abajo) le mete a cualquier ritmo y lo hace muy bien. También de Roma vino una guagua cargada de muchachas cubanas para - Producto Nacional Bruto a la orden del día - a darle cintura a esto. Los serbios del Ballet Folklorico de Belgrado andaban alborotados y medio con esto y los mexicanos del Folklorico de por allá se quedaron de una pieza con aquel descoyuntamiento descomunal de las eternamente alegres. Hemos bailado como locos. Una serbia quiso superar el inigualable arte de las cubanas en el remeneo y se puso a dar fouettés que por poco le parte el espinazo, de un puntapiés, a la hija de Ofelia. Yo lo unico que sé es que bailamos hasta la saciedad y sin horario de cierre. Mi sono divertito da morire
La Sirinata dà Savuzizza es una fiesta itinerante. Se recorre en grupos la ciudad, de casa en casa, y a donde quiera que se llega nos esperan con vino, comida y musica. En cada grupo cae siempre alguien con instrumentos tradicionales para tocar las tarantelas calabresas:
Locura total. El claustro del Protoconvento Franciscano del siglo XIII se convirtió en discoteca. De Roma llegó la orquesta Mambo 24 compuesta - delirio pleno - de dominicanos e italianos. Tocan de todo y el cantante (ver foto abajo) le mete a cualquier ritmo y lo hace muy bien. También de Roma vino una guagua cargada de muchachas cubanas para - Producto Nacional Bruto a la orden del día - a darle cintura a esto. Los serbios del Ballet Folklorico de Belgrado andaban alborotados y medio con esto y los mexicanos del Folklorico de por allá se quedaron de una pieza con aquel descoyuntamiento descomunal de las eternamente alegres. Hemos bailado como locos. Una serbia quiso superar el inigualable arte de las cubanas en el remeneo y se puso a dar fouettés que por poco le parte el espinazo, de un puntapiés, a la hija de Ofelia. Yo lo unico que sé es que bailamos hasta la saciedad y sin horario de cierre. Mi sono divertito da morire
15 févr. 2010
Presentación en el Teatro Sybaris, del Protoconvento Franciscano, Castrovillari, Calabria
Con mi editor italiano Gordiano Lupi leí algunos de mis poemas en el Teatro Sybaris del Protoconvento Franciscano de Castrovillari (Calabria). Me fascinó ver a tantos jóvenes y también a los cubanos que viven en este pueblo montañés (y auténtico) de Calabria. Gracias a Filomena que programó esta presentación. El Protoconvento es un sitio maravilloso, con dos grandes claustros comunicados por galerías abovedadas. Data del siglo del 1221 y aloja la Pinacoteca, el Teatro Sybaris y otros locales culturales.
En ese mismo Convento la excelente muestra fotográfica Habana Libre, de Federico Tamburini, textos de Gordiano Lupi:
En ese mismo Convento la excelente muestra fotográfica Habana Libre, de Federico Tamburini, textos de Gordiano Lupi:
13 févr. 2010
Presentaciones en Castrovillari, Calabria
Carnaval de Castrovillari - Calabria
Algunas imagenes (pocas) del Carnaval y el afiche. Cuando tenga tiempo pongo otras vistas de esta hermosa region y les cuento del Carnaval y de Pro Loco:
Afiche del Carnaval de Castrovillari, Calabria 2010, focus: Cuba
De izquierda a derecha: Gordiano, Dargys, William, Laura, Maria Antonietta, Lorenzo. La prima sera a Castrovillari. Caffe Antiquo 1900
El primer carnaval de Castrovillari en 1959.
Afiche del Carnaval de Castrovillari, Calabria 2010, focus: Cuba
De izquierda a derecha: Gordiano, Dargys, William, Laura, Maria Antonietta, Lorenzo. La prima sera a Castrovillari. Caffe Antiquo 1900
El primer carnaval de Castrovillari en 1959.