30 juil. 2008
Clitunno / Umbria
Ése es el templo cristiano de Clitunno. Data del siglo V y fue construido con los materiales de un templo pagano que existía en su lugar. El fresco que ven es bizantino y es mucho más moderno que el templo: data del 700 dC. Cerca del mismo, en ese sitio paradisíaco en que metí los pies, la célebre Fuente del Clitunno, de la cual hablan Virgilio, Plinio el Joven, Lord Byron y un retongonal de escritores más. El sitio inspiró a no pocos pintores románticos y también a Corot. El agua es una delicia. Y además terapéutica. Con lo cual he recuperado el 100% del cansancio de las subidas y bajadas de los pueblos de Umbría. Pues como bien dijo el Papa Pío II: "En Umbría el que no trepa no ve nada". Mañana duermo en Spoleto
Lago Trasimeno
El cuarto lago de Italia. Imposible evitarlo en esta época, sobre todo después del agobiante calor de Perugia. En el medio una de las tres islas del mismo: la Polvese. El lago aparece en muchas de las pinturas renacentistas de Umbría. Es uno de sus telones de fondo. Los olivares y cipreses bajan hasta la orilla.
Nota: ¿Alguien recuerda lo que le sucedió, en el 217 adC, al cartaginés Aníbal y a sus elefantes en este mismo lugar?
Les doy una pista: los nombres de dos pueblecillos a orillas del Trasimeno se inspiran del episodio, Ossaia y Sanguineto.
Nota: ¿Alguien recuerda lo que le sucedió, en el 217 adC, al cartaginés Aníbal y a sus elefantes en este mismo lugar?
Les doy una pista: los nombres de dos pueblecillos a orillas del Trasimeno se inspiran del episodio, Ossaia y Sanguineto.
Perugia incandescente
Perugia incandescente. 36 °C a la sombra. Sólo en las galerias subterráneas de la Rocca Paolina, a las que se entra por la puerta etrusca Marzia, hay un poco de frescor. Perugia, capital administrativa de Umbría. La Pinacoteca Nacional de Umbría, en los dos pisos altos del palacio renacentista de los Priores, es una maravilla. Sólo por ver el políptico de Piero della Francesca, el grueso de la obra del Perugino y el retablo admirable de Fra Angelico, vale la pena aguantar el calor. La ciudad posee suficientes calles abovedadas como para evitar el sol del mediodía. De noche, música por todas parte. Tapones en el oído para dormir en ese hotel sobre el mismísimo Corso. La ciudad es una de las más difíciles para entrar en coche. Imposible. Hay que parquearse en unos estacionamientos públicos abajo y entrarle por una serie de escaleras automáticas. Primera vez que veo una ciudad a la que se llega, inevitablemente, por escaleras automáticas que penetran la roca que, a su vez, le sirve de muralla.
El Corso Vannucci, en Perugia
El Palacio de los Priores y entrada a la Pinacoteca
La Rocca Paolina, galerías subterráneas que son el acceso a la ciudad. Era el camino por donde la secta de los Flagelados daba 33 vueltas a Perugia flagelándose en su fanatismo con lenguetas de cuero y clavos
Esta fuente gótica, frente al Duomo y al Palacio de los Priores, fue concebida en el siglo XIII por los hermanos Pisano
El Corso Vannucci, en Perugia
El Palacio de los Priores y entrada a la Pinacoteca
La Rocca Paolina, galerías subterráneas que son el acceso a la ciudad. Era el camino por donde la secta de los Flagelados daba 33 vueltas a Perugia flagelándose en su fanatismo con lenguetas de cuero y clavos
Esta fuente gótica, frente al Duomo y al Palacio de los Priores, fue concebida en el siglo XIII por los hermanos Pisano
29 juil. 2008
Spello / Hispellum
Spello, a pocos kilómetros al Sur de Asís, es un pueblo de origen romano. De ello dan fe el arco de Augusto y otras ruinas del siglo I dC. El resto de Spello es medieval y abundan los edificios románicos. Sus iglesias (en el 1600 Spello tenía sólo 2 000 habitantes y 100 iglesias) atesoran obras maravillosas. Me he comido, sentado en su plaza sombreada, los mejores albaricoques de mi vida y un salami a la trufa inolvidable. Aquí les pongo un retablo del Pinturicchio que nos ha salido hasta en la sopa en este viaje, pues al parecer decidieron dedicarle el verano 2008. Ahí tienen una Madonna con San Andrés, San Ludovico, San Francisco y San Lorenzo
Historias de San Francisco / Asís
Ésta es la Iglesia Santa María de Rivotorto, a pocos kilómetros de Asís. Es otro de los lugares relacionados con la vida de San Francico. La Iglesia de construyó para conservar el Sagrado Tugurio, un recinto de piedras que se encuentra hoy en el interior de la misma y que fue el lugar en que Francisco dictó las reglas de la Orden y formó la primera comunidad franciscana. El Tugurio tiene una angosta cocina y un dormitorio exiguo con la cama y la almohada de piedras del santo
Aquí, en el pueblo de Bavagna, a algunos kilómetros al sur de Asís, (San) Francisco disparó el sermón a los pájaros y éstos se quedaron embobecidos, sin piar ni revolotear, hasta que el santo terminó su arenga. Esta imagen es de la plaza Filippo Silvestri con tres iglesias medievales. Les dejo la de San Miguel, que data "sólo" del siglo XII
Ésta es la famosa Basílica Santa María de los Ángeles. Famosa no por su arquitectura exterior (el terremoto de 1832 acabó con el edificio de 1679 y en su lugar se levantó éste), sino porque dentro está la célebre Porciuncula, la capillita de piedras preferida de Francisco, el sitio en que murió el santo y el jardincillo en que ocurrió el episodio espinoso de las rosas
Este insignificante jardincillo, en la basílica Santa María de los Ángeles no lo es tal. Aquí fue donde, para evitar la tentación del diablo (San) Francisco se tiró sobre un zarzal y las espinas se transformaron en rosas sin espinas. Con lo cual la variedad que, desde entonces hasta hoy día, crece aquí es la Rosa Assisiensis. Y continúa siendo una rosa sin espinas. Después del jardincillo, está la Capilla de las Rosas con frescos de Tiberio de Asís (siglo XIV). En la foto no se ven las rosas porque no estaba florecido el rosal. Si sacan los telescopios astronómicos verán que, en efecto, no tienen espinas los tallos
Aquí, en el pueblo de Bavagna, a algunos kilómetros al sur de Asís, (San) Francisco disparó el sermón a los pájaros y éstos se quedaron embobecidos, sin piar ni revolotear, hasta que el santo terminó su arenga. Esta imagen es de la plaza Filippo Silvestri con tres iglesias medievales. Les dejo la de San Miguel, que data "sólo" del siglo XII
Ésta es la famosa Basílica Santa María de los Ángeles. Famosa no por su arquitectura exterior (el terremoto de 1832 acabó con el edificio de 1679 y en su lugar se levantó éste), sino porque dentro está la célebre Porciuncula, la capillita de piedras preferida de Francisco, el sitio en que murió el santo y el jardincillo en que ocurrió el episodio espinoso de las rosas
Este insignificante jardincillo, en la basílica Santa María de los Ángeles no lo es tal. Aquí fue donde, para evitar la tentación del diablo (San) Francisco se tiró sobre un zarzal y las espinas se transformaron en rosas sin espinas. Con lo cual la variedad que, desde entonces hasta hoy día, crece aquí es la Rosa Assisiensis. Y continúa siendo una rosa sin espinas. Después del jardincillo, está la Capilla de las Rosas con frescos de Tiberio de Asís (siglo XIV). En la foto no se ven las rosas porque no estaba florecido el rosal. Si sacan los telescopios astronómicos verán que, en efecto, no tienen espinas los tallos
Historias de Santa Clara / Asís
Santa Clara, nacida en 1194, antes de ser santa era una bitonga descendiente de una familia de nobles de Asís. Impresionada por los votos de pobreza, castidad y humildad de (San) Francisco, renunció a su vida de bonanzas y se alió a su coterráneo para dedicarse del todo a las plegarias. Tan bien lo hizo que Francisco la consagró a la penitencia cuando tenía sólo 18 años. Francisco le enganchó el sayo franciscano y la llevó a la comunidad de las Benedictinas de San Pablo, en la vecina Bastia Umbria, pero al parecer el ambiente era demasiado ostentoso para ella (y Dios sabe cuán austeras eran esas hermanas), razón por la cual, Clara se trasladó a la iglesilla campestre de San Damián (ver fotos del claustro) en donde fundó una comunidad de Damas Pobres. Tras su muerte, en esa misma parroquia, al pie de Asís, la comunidad comenzó a llamarse, hasta hoy, Las Clarisas.
La fuerza de las ideas de Santa Clara ha sido tal que, siglos después, la orden no ha cesado de expandirse. ¿Qué mejor prueba de su impacto que el hecho de que la capital de la lejana provincia cubana de Las Villas lleve su nombre?
Aquí les dejo algunas imágenes relacionadas con la temática Santa Clara en Asís:
Basilica de Santa Clara, Asís. Data del 1257. En su interior se halla el Crucifijo que habló a (San) Francisco. Originalmente dicho Crucifijo se hallaba en el Santuario de San Damián, en las afueras de Asís
Este es el claustro del Santuario de San Damián, donde pasó sus últimos años y murió Santa Clara
Otra vista del claustro de San Damián
A excepción de mi "testa", esto es lo que vemos desde la plaza de Santa Chiara de Assisi
La fuerza de las ideas de Santa Clara ha sido tal que, siglos después, la orden no ha cesado de expandirse. ¿Qué mejor prueba de su impacto que el hecho de que la capital de la lejana provincia cubana de Las Villas lleve su nombre?
Aquí les dejo algunas imágenes relacionadas con la temática Santa Clara en Asís:
Basilica de Santa Clara, Asís. Data del 1257. En su interior se halla el Crucifijo que habló a (San) Francisco. Originalmente dicho Crucifijo se hallaba en el Santuario de San Damián, en las afueras de Asís
Este es el claustro del Santuario de San Damián, donde pasó sus últimos años y murió Santa Clara
Otra vista del claustro de San Damián
A excepción de mi "testa", esto es lo que vemos desde la plaza de Santa Chiara de Assisi
28 juil. 2008
Basílica de San Francisco de Asís
¿Alguien puede imaginar un sitio con más de 35 frescos del Giotto (28 solamente en la Iglesia Superior contando episodios de la vida de San Francisco), y por si fuera poco, decenas de Cimabúes, Pietro Lorenzetti, Simoni Martini? No podrá imaginar esta absoluta maravilla quien no sepa qué significan estos nombres para la Pintura, las Artes y el renacer del hombre en aquel Renacimiento incipiente. A quienes no hayan venido nunca, que lo hagan ya, aunque sea a crédito. No se arrepentirán.
Assisi (Asís) / Umbria
Llegamos a Asís (prefiero la consonancia italiana, tan hermosa: Assisi, arrastrando la primera i). Tierra de San Francisco y de Santa Clara. Uno de los sitios más importantes de la Cristiandad. Apenas entré por una de sus puertas me compré el crucifijo de madera, similar a ese que le habló a Francisco y le dijo: "Levanta mi iglesia que cae en ruinas". El original está en la Iglesia de Santa Clara.
Llegada a Asís por la ruta de Palazzo y Mora. Evitando a todo precio la de Perugia = embotellamientos de hasta dos horas
La Chiesa Nuova, en el sitio donde se hallaba la casa en que nació (San) Francisco. Detrás, el establillo de su casa convertido en Oratorio. La ciudad, invadida por clarisas y franciscanos de todo el mundo. Júbilo y paz
Detrás de las columnas dóricas de este Templo romano de Minerva se esconde la iglesia barroca de Santa María. Un buen ejemplo de alianza de dos épocas arquitectónicamente distantes. Plaza del Commune, en Asís
Otro ángulo de la anterior
Llegada a Asís por la ruta de Palazzo y Mora. Evitando a todo precio la de Perugia = embotellamientos de hasta dos horas
La Chiesa Nuova, en el sitio donde se hallaba la casa en que nació (San) Francisco. Detrás, el establillo de su casa convertido en Oratorio. La ciudad, invadida por clarisas y franciscanos de todo el mundo. Júbilo y paz
Detrás de las columnas dóricas de este Templo romano de Minerva se esconde la iglesia barroca de Santa María. Un buen ejemplo de alianza de dos épocas arquitectónicamente distantes. Plaza del Commune, en Asís
Otro ángulo de la anterior
27 juil. 2008
Gubbio / Umbria
En el XIV Gubbio era una ciudad vasalla de los Duques de Urbino y de Montefeltro. Es una ciudad medieval impresionante. Calles enteras del siglo XVIII. Desde el llano, una vista de su anfiteatro romano y de la ciudadela
Camino de la Piazza Grande de Gubbio
Al pie del Duomo de Gubbio (siglo XIII), olivares, lavandas y un ojo en el los techos medievales de Gubbio y el otro en las avispas de un nido en el tronco del olivo
El Palazzo Pretorio de Gubbio, construido en el 1350 y considerado uno de los màs hermosos de toda Italia
Camino de la Piazza Grande de Gubbio
Al pie del Duomo de Gubbio (siglo XIII), olivares, lavandas y un ojo en el los techos medievales de Gubbio y el otro en las avispas de un nido en el tronco del olivo
El Palazzo Pretorio de Gubbio, construido en el 1350 y considerado uno de los màs hermosos de toda Italia
Aldabonazo en Trocadero, en el Herald de hoy
Lezama Lima / © El Nuevo Herald, Germán Guerra / Regina Al-Sowayel, William Navarrete et al.
Breve corte en mi viaje por Toscana y Umbría para colgar la crítica del poeta Germán Guerra a nuestro libro Aldabonazo en Trocadero 162 publicada hoy en la Sección Artes y Letras de El Nuevo Herald. Disculpen que no les ponga el link pero ya he dicho en viajes anteriores a Italia, en este mismo blog, que aqui es más facil conectarse con Santa Clara y San Francisco de Asís que con la red.
Ante las puertas de Lezama
Germán Guerra
© El Nuevo Herald, Artes y Letras, domingo 27 de julio del 2008
Fundada en España en el año 2003, la editorial Aduana Vieja llegó al mundo editorial de la cultura cubana regalándonos gratas sorpresas, entre las que podemos mencionar los volúmenes de cuentos de Carlos Victoria y Ezequiel Vieta y de Manuel Díaz Martínez Un caracol en su camino. Antología Personal(1965-2005). En marzo de este año 2008 la editorial dio a la luz "Viendo llover en La Habana", su nueva colección de libros, y con el primer título, Aldabonazo en Trocadero 162, compilado y editado por William Navarrete y Regina Avila, la literatura cubana y Aduana Vieja visten sus mejores galas.
Aldabonazo en Trocadero 162 es una antología que rinde homenaje al más imaginativo de todos los escritores y poetas cubanos. Tocar y abrir este libro es llegar y traspasar las puertas, la obra y la vida de José Lezama Lima, degustar estas páginas colmadas de respetos al creador de Las eras imaginarias es regresar y ser recibidos por el propio Lezama en la modesta luz de su casa en la calle Trocadero número 162, justo al centro de esta Habana de hoy.
El libro, presentado por un excelente y minucioso prólogo de Navarrete - que se detiene en detalles perdidos en la desmemoria colectiva de la nación, en miniaturismos culturales de las dos últimas décadas de la República y en intimidades, correspondencias, alumbramientos, papelerías, decepciones y pequeñas alegrías vividas y anotadas por Lezama -, recoge en sus doscientas páginas un muestrario de treinta y tres creadores de reconocida trayectoria: José Triana, Regina Avila, Lira Campoamor, Jorge Casteleiro, Juan Cueto-Roig, Manuel Díaz Martínez, Néstor Díaz de Villegas, Teresa Dovalpage, Reinaldo García Ramos, Iván González Cruz, Germán Guerra, Ernesto Hernández Busto, Emilio Ichikawa, David Lago, Alberto Lauro, Félix Lizárraga, Carlos M. Luis, Regina Maestri, William Navarrete, Carlos Pintado, José Prats Sariol, José Manuel Prieto, Nicolás Quintana, Enrique del Risco, Raúl Rivero, Miguel Sales, Enrico Mario Santí, Pío Serrano, Raúl Tápanes, Nivaria Tejera, Félix Luis Viera, Manuel Vázquez Portal y Yoani Sánchez. Escritores que se regalan, sin censuras ministeriales o morales, la libertad de regresar a las palabras que imaginan, abrazan, nombran, rememoran, y traen de vuelta la memoria viva del Maestro.
Aldabonazo nos ha llegado para quedarse, ya sea en los estantes del profundo conocedor de Lezama o del neófito. Alientan en sus páginas la cortante lucidez de la prosa, los ensayos memoriosos y la claridad poética de muchos de los mejores escritores cubanos de hoy. Desde Coloquio de sombras, el extenso poema que abre el libro y que comenzó a escribir José Triana en el velorio de Lezama, hasta el ensayo de Yoani Sánchez - texto del único escritor residente en la Isla, incluido en la antología mucho antes de que su autora recibiera la prominencia de sus recientes premios y nombramientos -, Aldabonazo en Trocadero se va convirtiendo ya en un largo redoble de tambores por todas las calles de La Habana, por todas las ciudades y latitudes que mantienen en vilo el tiempo que llevamos esperando.
Desde los primeros versos de Triana: "Cuando un poeta abandona su cuerpo / se suceden de pronto los más claros / signos del cataclismo..." hasta el último párrafo del ensayo de Yoani Sánchez, donde nos cuenta que "Ahora sí que somos lezamianos. Nos mecemos en el sillón, solos, con la respiración jadeante, la casa cayéndosenos a pedazos, la metáfora como refugio y el forzado peregrinar inmóvil. Velamos desde aquí porque `alguien tenía que guardar las bóvedas del cementerio, donde están nuestros padres y nuestros abuelos' y alimentar el fuego del próximo mito, de la nueva ilusión que nos hará reinventar la Isla''.•
26 juil. 2008
Arezzo
Arezzo
Piazza Grande, Arezzo
La Piazza Grande, Arezzo
Santa Magdalena: fresco de Piero de la Francesca en el Duomo de Arezzo.
Arezzo es magia. Su Plaza Grande, inclinada, irregular, rodeada de palacios medievales me hizo pensar en la del Palio en Siena. En Arezzo, en la Basílica de San Francesco, Piero della Francesa se lució con los frescos conocidos como La leyenda de la verdadera cruz. Si alguien puede verlos por internet, que observe cómo en uno de los frescos, por debajo del sayón se le ve el testículo izquierdo al que va a esconder la madera sagrada de la cruz. Me parece que Piero era tremendo jodedor. Luego, si se llegan al Duomo podrán ver un hermoso fresco de Santa Magdalena, del mismo pintor. (Esta vez sí que le saqué una imagen pues la autorizaban sin flash). Si no le tienen miedo al "Síndrome de Stendhal" (el del shock provocado por las emociones estéticas), les aconsejo no perderse ni la Pieve de Santa María, ni la Loggia de Vasari, ni el Museo Arqueológico, ni las ruinas del Anfiteatro Romano. Aquí les dejo algo de Arezzo.
Piazza Grande, Arezzo
La Piazza Grande, Arezzo
Santa Magdalena: fresco de Piero de la Francesca en el Duomo de Arezzo.
Arezzo es magia. Su Plaza Grande, inclinada, irregular, rodeada de palacios medievales me hizo pensar en la del Palio en Siena. En Arezzo, en la Basílica de San Francesco, Piero della Francesa se lució con los frescos conocidos como La leyenda de la verdadera cruz. Si alguien puede verlos por internet, que observe cómo en uno de los frescos, por debajo del sayón se le ve el testículo izquierdo al que va a esconder la madera sagrada de la cruz. Me parece que Piero era tremendo jodedor. Luego, si se llegan al Duomo podrán ver un hermoso fresco de Santa Magdalena, del mismo pintor. (Esta vez sí que le saqué una imagen pues la autorizaban sin flash). Si no le tienen miedo al "Síndrome de Stendhal" (el del shock provocado por las emociones estéticas), les aconsejo no perderse ni la Pieve de Santa María, ni la Loggia de Vasari, ni el Museo Arqueológico, ni las ruinas del Anfiteatro Romano. Aquí les dejo algo de Arezzo.
A orillas del Tíber
A diferencia del charquito que es el célebre río Tíber en Roma, aquí estoy muy cerca de su fuente. No por eso me pareció menos turbio... Sabrá Dios lo qué le echan por allá arriba. Tanta gente arrojada a ese río y tantas celebridades que lo han celebrado y yo siempre lo había visto como un arroyito. Ya estaba por dudar de que fuese un río. Aquí, en el Alto Valle del Tevere (Tiber)
La Pinacoteca de Città di Castello
La Pinacoteca de Città di Castello. Una maravilla. Y lo impensable: una exposiciòn de caracoles marinos y conchas del mundo entero y, entre ellos, muchos de CUba que nunca màas habia vuelto a ver. Cero fotos de pinturas. Para compensar, un relicario del gran Lorenzo Ghiberti. Es cierto, algunos necesitaràn un norte: el autor de las puertas del Paraiso en el Baptisterio del Duomo de Florencia.
25 juil. 2008
Città di Castello / Oggi
Città di Castello, en los confines de la Umbria. Tengo cita temprano con su Pinacoteca. Allí me esperan unas cuantas obras de Ghirlandaio y un San Sebastián del Rafael joven. Como he decidido recorrer el corazón de la antigua Etruria, estaré dando saltos entre el Sur de la Toscana y el norte de Umbria que son los territorios de este extinto y misterioso pueblo. He incluido en el programa: nadar en el Lago Trasimeno, ver los túmulos de Arezzo, rezar con San Francisco en Assisi, comer las mejores pastas a la trufa del mundo y perderme en cada lienzo de los primitivos toscanos y otros genios del Quattrocento... A domani.
Saludos desde Toscana
Acabo de llegar a Toscana, al sur de la Toscana exactamente. Primera parada: el maravilloso pueblecillo intramontano de Sansepolcro, donde naciò entre el 1418-1420, el maravilloso Piero della Francesca. De modo que he comenzado esta orgia de arte (les deberé cantidad de acentos) por el mismisimo maestro toscano y las cuatro obras de él que atesora el Museo Civico: El Poliptico de la Misericordia (imposible fotografiarlo), El fresco de la Resurrecciòn (imagen 1 / observen a ese Cristo que parece un guerrero bàrbaro), El fresco de San Giuliano y el fresco de San Ludovico (imagen 2). El verano comienza y las cigarras andan de concierto por todas las rutas de Toscana.
23 juil. 2008
Lydia Cabrera / Montmartre - París
La verja y el digicódigo que bloquean el acceso al Villorio de los Artistas, en Montmartre
Una muralla protege al Hameau de intrusos y curiosos
La casa del poeta fundador del Dadaísmo, Tristan Tzara, vecino de Lydia Cabrera y Amelia Peláez en París
Finalmente, la casa en que vivió Lydia Cabrera durante su estancia de once años en París. De esta villa ocupaba la segunda planta. Nota: Giulio V. Blanc cuenta en un texto introductorio de una muestra de Amelia Peláez en Miami (Catálogo Amelia Peláez, The Cuban Museum of Art and Culture, Miami, 1988, p. 22) que en la primera planta de ese misma casa vivía la cubana Marta Estévez y Abreu (1901-1955) cuyo segundo esposo era el joyero y estilista francés Jean E. Puiforcat (1897-1945), y que luego se instalaron luego en México (en 1940).
Como una fortaleza impenetrable se presenta hoy el lugar donde vivió entre 1927 y 1938 la etnóloga cubana Lydia Cabrera en el barrio parisino de Montmartre. Conocido como el Hameau des Artistes ("Villorio" de los Artistas en este caso, "Aldea" para el caso del de Marie Antoinette en Versailles), la manzana en que se halla la que fuese la residencia de la escritora durante su estancia en París, posee una entrada en el n° 11 de la avenida Junot con el correspondiente digicódigo y otro en el n° 75 de la calle Lepic con similar sistema de clave digital para abrir la verja. La entrada a ese vergel de paz en que fueron levantadas elegantes villas durante la Belle Époque está custodiada por una muralla a la izquierda (foto 2) y por la casa del diseñador Francisque Poulbot, seguida de la que el poeta surrealista y fundador del Dadaísmo, de origen rumano Tristán Tzara (Bucarest, 1896-París, 1963) mandó a construir en 1926 al arquitecto vienés Adolf Loos (1870-1933). Esta última una residencia (foto 3) basada en los principios de la pureza árida de la fachada, la simplicidad de espacios interiores y la ausencia de motivos decorativos en opisición al Art-Nouveau y al Art-Déco.
El caso es que por esa escalerilla (foto 1) subió casi a diario, durante once años de su vida la autora de El monte. Casi al final de esa estancia publicó (primero en francés) sus célebres Contes nègres de Cuba (Ed. Gallimard, París, 1936) que como sabemos surgieron de la necesidad de entretener a su entrañable amiga, la novelista venezolana Teresa de la Parra, durante las curas que ésta recibía en el sanatorio suizo de Leysin. Anteriormente, también durante su estancia en París había publicado con ilustraciones de su amiga la pintora ucraniana Alexandra Exter (Kiev, 1882-París, 1949), el cuento Arere Marekén (1932-1933) que no se conoció en Cuba hasta la edición que realizara Gabriela Mistral, en La Verónica, imprenta habanera del español Manuel Altolaguirre La traducción al francés de Arere Marekén la realizó entonces (para que Exter entendiera su sentido) uno de los traductores del español al francés más importantes de aquel tiempo y también escritor: Francis de Miomandre (1880-1959), traductor también de los Cuentos negros… y de casi todas las ediciones francesas de libros del italo-cubano Orestes Ferrara.
El caso es que en esa misma casa del "Villorio" de los Artistas (foto 4), residió junto a Lydia Cabrera, la pintora Amelia Peláez. Ambas mujeres realizan juntas el viaje desde La Habana a la capital de Francia en 1927 y se inscribieron inmediatamente en los cursos de historia del arte y de pintura en la École du Louvre y en la École des Beaux-Arts, y luego, en 1931 en l'Académie Contemporaine de Fernand Léger. Amelia fue discípula de Exter y expuso en 1933 en la Galería Zak, en Saint-Germain-des-Prés, gracias al círculo de influencias de Exter que lograba colocar a pintores rusos en la misma. Antes de regresar a La Habana en 1934 Amelia mostró sus ilustraciones para Siete Poemas del poeta francés Léon Paul Fargue en la galería Myrbor.
Desde el piso que ocupaban Lydia Cabrera y Amelia Peláez se disfrutaba (lo dicen ambas en diferentes cartas) de una extraordinaria vista de París. Desde allí veían también, al pie de la villa y en el jardín trasero, el célebre Molino "de la Galette" (cuyo cabaret pintara Auguste Renoir en su célebre lienzo de 1876). Molino que pude fotografiar "milagrosamente" ya que se encuentra en medio de la manzana del "Villorio de los Artistas" y resulta imposible acceder al mismo dado que está rodeado de propiedades privadas custodiadas por otra verja, y además, un guardián gruñón e intratable. Con respecto a este Molino, los turistas tienen que conformarse con la copia que exhibe en la entrada el restaurante de ese nombre y que nada tiene que ver con el original que se halla escondido en un promontorio en el medio de la manzana mencionada. Pero la historia del Moulin de la Galette y del cubano que aparece bailando en ese lienzo de Renoir se las cuento otro día…
Quepa añadir que existe una exquisita edición facsimilar del mencionado libro de Lydia Cabrera y Alexandra Exter, publicado en 1999 por la Edición de Artes de México en colaboración con la Universidad de Miami y bajo el cuidado de Isabel Castellanos y Rosario Hiriart.
Una muralla protege al Hameau de intrusos y curiosos
La casa del poeta fundador del Dadaísmo, Tristan Tzara, vecino de Lydia Cabrera y Amelia Peláez en París
Finalmente, la casa en que vivió Lydia Cabrera durante su estancia de once años en París. De esta villa ocupaba la segunda planta. Nota: Giulio V. Blanc cuenta en un texto introductorio de una muestra de Amelia Peláez en Miami (Catálogo Amelia Peláez, The Cuban Museum of Art and Culture, Miami, 1988, p. 22) que en la primera planta de ese misma casa vivía la cubana Marta Estévez y Abreu (1901-1955) cuyo segundo esposo era el joyero y estilista francés Jean E. Puiforcat (1897-1945), y que luego se instalaron luego en México (en 1940).
Como una fortaleza impenetrable se presenta hoy el lugar donde vivió entre 1927 y 1938 la etnóloga cubana Lydia Cabrera en el barrio parisino de Montmartre. Conocido como el Hameau des Artistes ("Villorio" de los Artistas en este caso, "Aldea" para el caso del de Marie Antoinette en Versailles), la manzana en que se halla la que fuese la residencia de la escritora durante su estancia en París, posee una entrada en el n° 11 de la avenida Junot con el correspondiente digicódigo y otro en el n° 75 de la calle Lepic con similar sistema de clave digital para abrir la verja. La entrada a ese vergel de paz en que fueron levantadas elegantes villas durante la Belle Époque está custodiada por una muralla a la izquierda (foto 2) y por la casa del diseñador Francisque Poulbot, seguida de la que el poeta surrealista y fundador del Dadaísmo, de origen rumano Tristán Tzara (Bucarest, 1896-París, 1963) mandó a construir en 1926 al arquitecto vienés Adolf Loos (1870-1933). Esta última una residencia (foto 3) basada en los principios de la pureza árida de la fachada, la simplicidad de espacios interiores y la ausencia de motivos decorativos en opisición al Art-Nouveau y al Art-Déco.
El caso es que por esa escalerilla (foto 1) subió casi a diario, durante once años de su vida la autora de El monte. Casi al final de esa estancia publicó (primero en francés) sus célebres Contes nègres de Cuba (Ed. Gallimard, París, 1936) que como sabemos surgieron de la necesidad de entretener a su entrañable amiga, la novelista venezolana Teresa de la Parra, durante las curas que ésta recibía en el sanatorio suizo de Leysin. Anteriormente, también durante su estancia en París había publicado con ilustraciones de su amiga la pintora ucraniana Alexandra Exter (Kiev, 1882-París, 1949), el cuento Arere Marekén (1932-1933) que no se conoció en Cuba hasta la edición que realizara Gabriela Mistral, en La Verónica, imprenta habanera del español Manuel Altolaguirre La traducción al francés de Arere Marekén la realizó entonces (para que Exter entendiera su sentido) uno de los traductores del español al francés más importantes de aquel tiempo y también escritor: Francis de Miomandre (1880-1959), traductor también de los Cuentos negros… y de casi todas las ediciones francesas de libros del italo-cubano Orestes Ferrara.
El caso es que en esa misma casa del "Villorio" de los Artistas (foto 4), residió junto a Lydia Cabrera, la pintora Amelia Peláez. Ambas mujeres realizan juntas el viaje desde La Habana a la capital de Francia en 1927 y se inscribieron inmediatamente en los cursos de historia del arte y de pintura en la École du Louvre y en la École des Beaux-Arts, y luego, en 1931 en l'Académie Contemporaine de Fernand Léger. Amelia fue discípula de Exter y expuso en 1933 en la Galería Zak, en Saint-Germain-des-Prés, gracias al círculo de influencias de Exter que lograba colocar a pintores rusos en la misma. Antes de regresar a La Habana en 1934 Amelia mostró sus ilustraciones para Siete Poemas del poeta francés Léon Paul Fargue en la galería Myrbor.
Desde el piso que ocupaban Lydia Cabrera y Amelia Peláez se disfrutaba (lo dicen ambas en diferentes cartas) de una extraordinaria vista de París. Desde allí veían también, al pie de la villa y en el jardín trasero, el célebre Molino "de la Galette" (cuyo cabaret pintara Auguste Renoir en su célebre lienzo de 1876). Molino que pude fotografiar "milagrosamente" ya que se encuentra en medio de la manzana del "Villorio de los Artistas" y resulta imposible acceder al mismo dado que está rodeado de propiedades privadas custodiadas por otra verja, y además, un guardián gruñón e intratable. Con respecto a este Molino, los turistas tienen que conformarse con la copia que exhibe en la entrada el restaurante de ese nombre y que nada tiene que ver con el original que se halla escondido en un promontorio en el medio de la manzana mencionada. Pero la historia del Moulin de la Galette y del cubano que aparece bailando en ese lienzo de Renoir se las cuento otro día…
Quepa añadir que existe una exquisita edición facsimilar del mencionado libro de Lydia Cabrera y Alexandra Exter, publicado en 1999 por la Edición de Artes de México en colaboración con la Universidad de Miami y bajo el cuidado de Isabel Castellanos y Rosario Hiriart.
20 juil. 2008
Hoy en El Nuevo Herald / Daína Chaviano
Hoy en El Nuevo Herald dedico la página de "Sujeto" (Artes y Letras) a la escritora Daína Chaviano cuya última novela La isla de los amores infinitos tuve el gusto de presentar el pasado 5 de mayo, en su edición francesa, en la Maison de l'Amérique Latine de París junto al editor Marc Parent (Ed. Buchet-Chastel) y Eyda Machín (Presidenta de la Asociación Livres et Lieux). Aquí señalo el enlance del artículo:
Daína Chaviano: magia, luz y cubanía / William Navarrete / El Nuevo Herald
Daína Chaviano: magia, luz y cubanía / William Navarrete / El Nuevo Herald
16 juil. 2008
Orfeo en la ciudad / José Triana
Un placer inaugurar esta nueva y hermosa colección de Aduana Vieja con el bellísimo poema de José Triana Orfeo en la ciudad. Se trata de un largo poema de 10 diez páginas, formato pentagrama. La colección se titula "Atril", la dirigirá Regina Ávila y la idea es publicar textos poéticos (en prosa y verso) de hasta 20 páginas en forma de pentagramas (formato A-3). Para este primer libro la portada es del excelente pintor y diseñador Umberto Peña. El óleo es de 1969 y se titula La felicidad (Espero la ironía no se les escape). Tuve el placer inmenso de escribir por petición de José Triana el postfacio del libro. Lo titulé Orfeo en el umbral de cada día…. Aquí les dejo la portada y contraportada.
Los que no conozcan la trayectoria de José Triana encontrarán en las líneas siguientes un resumen de su obra.
TRIANA, José (Hatuey, Camagüey, Cuba, 1931). Dramaturgo, novelista, poeta. Autor de las obras de teatro "Medea en el espejo" (1960), "El parque de la Fraternidad" (1961), "La muerte del Ñeque" (1963) y "La noche de los asesinos" (1965). Esta última, mundialmente célebre, fue traducida en más de veinte lenguas y en 1997 ha sido estrenado en griego con el grupo de teatro Polimijani, en Atenas. Con ella obtuvo el "Premio Casa de las Américas" (1965) y el "Gallo de La Habana" (1966), además de haber sido publicada en una adaptación de Jorge Semprún para la colección Théâtre du monde entier (Ed. Gallimard, París, 1969) y recientemente en una edición de Daniel Meyran para las ediciones Cátedra (Madrid, 2001). En 1986 creó la pieza "Palabras comunes" para la Royal Shakespeare Company, en Stratford-upon-Avon, Gran Bretaña. Su obra poética incluye los libros "De la madera de los sueños" (Madrid, 1958), "Coloquio de sombras (Madrid, 1981), "Aproximaciones" (Málaga, 1989), "Cuaderno de familia" (Málaga, 1990), "Oscuro enigma" (Estados Unidos, 1993) y "Vueltas al espejo (Saint-Nazaire", Francia, 1996, edición bilingüe francés-español). A esta última corresponden los poemas compilados, por primera vez, en la reedición de este libro. Su poesía ha sido recogida en numerosas antologías entre las que se destaca "Poésie cubaine du XXe. siècle", de Claude Couffon. Comentó y escribió la introducción de la edición de "Cartas a Eloísa y otras correspondencias" (Ed. Verbum, Madrid, 1998), de José Lezama Lima, y un año después publicó la traducción francesa de su novela "Cinq femmes" (Ed. Actes Sud, Arlès, 1999). Fue guionista de la película "Una pelea cubana contra los demonios" (1972) de Tomás Gutiérrez-Alea y más tarde escribió el de "Rosa la china", una coproducción franco-española-portuguesa, estrenada en Francia en 2002. Su pieza de teatro "Ceremonial de guerra" fue publicada en la revista de la Asociación de Investigación y Experimentación Teatral Assais de Teatro (n° 44, Barcelona, 2004). Reside exiliado en París desde 1981.