26 déc. 2007

Absolutamente inaudito



Éste es libro que ha visto la luz este año en Cuba: Los propietarios de Cuba 1958, Editorial Ciencias Sociales, de Guillermo Jiménez. Si no lo tienen, remuevan cielo y tierra para conseguirlo. Tiene 704 páginas
Ahora bien, es el libro de los primeros 551 grandes propietarios cubanos y sobre cada uno, brinda, el total de sus propiedades, cargos directivos, información biográfica, su historial de empresario(a), los vínculos sociales, sanguíneos y familiares con otras personas, esposas(os), nexos familiares e hijos, su(s) dirección(es) e incluso, los clubes sociales de los que eran miembros (cuando pagaban las cuotas del Country Club, el Club de Profesionales de Cuba, el Club La Torre en los altos del FOCSA, el Havana Biltmore Yatch Club, el Miramar Yatch Club, el Vedado Tennis Club o el Club San Carlos de Santiago de Cuba) y para más información, la foto de casi todos (!!!)
Lo primero que puedo decir es que en el libro no hay teque político alguno. Tampoco leí ningún enjuiciamiento moral, ni siquiera despectivo, ni irónico sobre las grandes familias cubanas. Dato puro y duro, nombre de empresas, historial profesional de la familia, ancestros, etc. Lo segundo que noté (al leer algunas biografías de nombres que conozco muy bien porque me tocan de cerca) fue la objetividad de los datos que aporta y la información fidedigna. A veces da un pequeño patinazo en un nombre, pero no más. Los que tengan a la familia o allegados allá dentro podrán juzgar también por sí mismos.
La portada, por ejemplo, está construida mediante caricaturas tomadas de la prensa de la época de muchos de los 551 acaudalados. El prólogo es de Oscar Zanetti Lecuona y se destacan los testimonios de descendientes de algunos de los 551 que viven (o vivían) del otro lado del Estrecho de la Florida como María Luisa Lobo, Enrique Conill Mendoza, Laura G. Tarafa, Agustín Batista Falla, José Pepe Fanjul Mena, Humberto Castelló, Gómez Sampera, Mirta Morán del Prado, y un largo etc. en Miami.
El autor ha colocado a los magnates y sus familias en una clasificación que va del excepcional 1 hasta el 5 según el número de propiedades, el peso económico que representaba y la proporción de sus valores. Por otra parte, aclara que desestimó el criterio (universalmente aceptado) de ingresos personales por su escasa credibilidad, la información irregular o inexistente y porque en la época la gente declaraba lo que le daba la gana a la hora de pagar los impuestos.
Los Indices del libro son los siguientes: Indice de fichas de propietarios, Bibliografía (extensísima y no descuida ni las listas de asociados a los clubes aristocráticos), Indice por nombre de Ejecutivos de empresa, Indice por importancia económica, Indice de propietarios extranjeros, Indice de propietarios según sus profesiones, Indice de fundadores de familias, Indice de Veteranos de guerras pertenecientes a familias acaudaladas, Indice de Militares, Indice de nombres de Empresas, Indice de Autonomistas y Otros nombres de personas.
Se asombrarán muchos de leer con nombre y señas las propiedades de Fulgencio Batista Zaldívar. A mí no me agarró de sorpresa pues tenía la lista hace tiempo. Y les asombrará también ver a nombres que se autosituaban en las categorías 1 y 2, relegados a la 5 o simplemente ausentes del libro. O sea, a los fantasiosos yo tuve que exageran a veces un poquito.
Si me da tiempo hoy les voy a poner la lista de las categorías 1 y 2 por lo menos. Y en uno de estos días las páginas concernientes a Fulgencio Batista y alguna que otra sorpresa como la familia de Juan Marinello, o Fernando Ortiz, o Eusebio Mujal, por ejemplo.
Yo, de verdad, todavía no me lo creo. Un dato curioso: de los 551 sólo 100 eran extranjeros y de esos 100 sólo 24 eran norteamericanos y de esos 24 hay que quitar a 5: Emilio Núñez Portuondo, a José Estrada Palma Guardiola, a José María Díaz, a Bernardo Braga Rionda o a Jorge García-Montes Hdez. pues aparecen como norteamericanos por poseer esa nacionalidad (accidentes históricos de familias) pero todos sabemos no lo eran más que de papeles. Con lo cual de 551 grandes empresarios de Cuba sólo 19 eran norteamericanos. Puntos suspensivos...